lunes, 1 de septiembre de 2014

Ideas y dudas en mi cabeza


Me cuesta dejar de hablar sobre este tema. Casi lo he convertido en deporte: no hay día en el que saque al menos un rato para machacarme pensando en todo esto.

Obviamente, este blog es una especie de tratamiento terapéutico para intentar sacar toda la mierda que tengo contenida en mi interior. Pero aún así me doy cuenta de que lo hago de una forma controlada, que no puedo escribir las cosas que realmente me gustaría escribir. Las ideas que realmente tengo en mi cabeza, y tal cual las pienso.

Llevaba años sin recordar ningún sueño. Sin embargo, ahora soy capaz de recordar vívidamente al menos tres de ellos (el último es de esta misma noche). Si bien no quiero exponerlos aquí, te diré que mezclan odio, rabia, violencia y rencor hacia él -y seguramente hacia ti-, celos, y sentimiento de asco. El último es bastante corto en duración, así como guarro y macabro. Mi cabeza me machaca en el único momento que no puedo controlar, y se me hace duro y pesado despertarme así por las mañanas.

A través de los días, de las personas, y del tiempo pasado pensando en todo, me he dado cuenta del daño que hacen constantemente los medios de comunicación. En el caso de las relaciones de pareja, nos las pintan desde un punto de vista ideal la mayoría de las veces, donde no existen los conflictos, las etapas de bajón, la falta de interés sexual en determinados momentos, y otras muchas cosas presentes en muchísimas relaciones del mundo real, y que aparecen cada vez con más frecuencia con el paso de los años. Es más: los medios nos pintan muchas veces la infidelidad como algo divertido, común y sano, donde la persona infiel se sale con la suya tomando una decisión que mejora su vida, y donde la persona engañada queda minimizada en un segundo plano, como si no sufriera.

Lo raro de todo esto es que no conozco ningún caso que sea realmente así en la vida real. Todas y cada una de las personas que me han reconocido haber sido víctimas o causantes de un engaño tienen en común el sufrimiento y la pena sufridas tanto en ese momento como en meses e incluso años posteriores. Es por ello que me doy cuenta de que existe un desfase entre lo que se nos vende (y que por lo visto compramos muchísimas veces) y lo que en realidad es.

Nos hemos vuelto impacientes, egoístas, tolerantes en aspectos equivocados, y 'pasotas emocionales'. No toleramos pasar malas épocas, y no somos capaces de luchar por lo que tenemos y queremos. En tu caso, casi todo esto es cierto, y se refleja en tus actos; tanto los pasados como los actuales.

He decidido asumir la idea de que seguramente hayas vuelto a verle, de que estés siendo el segundo plato de alguien que seguramente no merecería tener siquiera un plato principal. Me duele, claro; de igual manera que me dolería advertir a un niño de que el fuego quema y duele, y que aún así acabase metiendo una mano en la hoguera. Pero es cierto que muchas veces, y para muchas personas, es la única forma de conseguir que aprendan. Créeme, deseo con todas mis fuerzas que no esté ocurriendo realmente, pero mi cabeza (que no mi corazón) tiene bastante claro que, si no ahora, acabará pasando en unos meses.

Por mi parte, vivo cada día con la lucha por mantener la decisión que tomé hace varios días de distanciarme de ti. El motivo es doble: por una parte, no quiero saber nada acerca de tu vida personal por temor a enterarme de lo anteriormente expuesto, pues me cabrearía y dolería infinitamente; y por otra parte, creo que es la mejor forma de conseguir que te des cuenta de lo que realmente perderás si sigues por ese camino (para poder ver la luz tiene que existir oscuridad). Todas las mañanas me planteo si realmente estaré haciendo bien, si será la mejor forma de ayudarnos a los dos, y todas las mañanas llegó a la conclusión de que realmente es lo mejor, de que no existe ahora mismo otra manera. Ojalá todo este periodo pase rápido, nuestras vidas vuelvan a la normalidad, y podamos regirnos en el día a día sin tener de fondo la misma cantinela.

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