martes, 30 de septiembre de 2014

Bienestar


Estoy en uno de esos días en los que parece que que me acerco a la luz al final del túnel. Poquito a poco, voy dejando atrás malos rollos, pensamientos autofustigantes y tonterías varias. ¡Coño, si hasta creo que me gusta una chica!¡E incluso creo que yo también le hago tilín! Mañana he quedado con ella, y espero el momento con cierta ilusión.

Ahora mismo estoy muy cansado. Muchas horas de jaleo hoy, liado hasta las cejas con mil historias: familia, vivienda, amigos, deporte, más amigos... Tengo unas ganas locas de irme a dormir, pero quería dejar constancia de este estado de ánimo para cuando llegue algún otro día de bajón.

Ya han pasado nueve días desde la última vez que mantuvimos contacto, y la verdad es que no lo echo de menos. Creo que es lo mejor que podíamos hacer después de todo lo pasado. Ahora me debato entre decidir no volverte a ver más en la vida (cosa que gana enteros por momentos) y esperar un tiempo prudencial (por lo menos otros seis o siete meses) para contactar contigo; ahora no me siento fuerte para hacerlo, y sólo de pensarlo me pongo malo.

Es curioso como poco a poco, y merced a la introducción de nuevos elementos en mi vida (nuevos amigos, nuevos hobbies, nueva casa, el trabajo y los estudios) me estoy centrando en lo que realmente me importa de todo esto, que soy yo mismo. Creo que por fin he tomado el rumbo que perdí hace tres meses, y que se demoró más de lo necesario conforme a la actitud posterior que adoptamos ambos -ya paso de echarte la culpa  exclusivamente a ti por haber estado gilipolleando los dos meses posteriores al descubrimiento del engaño-. Creo que poco a poco voy tomando conciencia de mi nuevo yo, y me empieza a gustar poder moverme sin dar explicaciones, hacer planes sin pedir opinión y/o permiso, invitar a mi casa a quien me dé la real gana, los días que quiera y a la hora que quiera; comer lo que se me antoje con las especias que a ti no te gustaban, etc.

Claro, no es que quiera vivir solo el resto de mi vida, pero me gusta sentir una completa libertad por vez primera en mi vida, sin familia dando por saco y sin ti por la otra parte. Me da pena no haber tenido esta sensación cuando estábamos juntos, pero es lo que hay.

Sinceramente, me he obligado ahora mismo a pensar en ti y no me sale ningún pensamiento positivo, ni de pena o de dolor. Es más, pienso inaugurar mi casa por todo lo alto durante varias fiestas, y no tengo ninguna intención de invitarte. Ya sé que tampoco lo esperabas, pero tenía miedo hace algunos días de que llegara el momento y no pudiera resistirme.

El mañana comienza mañana, está claro...

No hay comentarios:

Publicar un comentario