martes, 30 de septiembre de 2014
Bienestar
Estoy en uno de esos días en los que parece que que me acerco a la luz al final del túnel. Poquito a poco, voy dejando atrás malos rollos, pensamientos autofustigantes y tonterías varias. ¡Coño, si hasta creo que me gusta una chica!¡E incluso creo que yo también le hago tilín! Mañana he quedado con ella, y espero el momento con cierta ilusión.
Ahora mismo estoy muy cansado. Muchas horas de jaleo hoy, liado hasta las cejas con mil historias: familia, vivienda, amigos, deporte, más amigos... Tengo unas ganas locas de irme a dormir, pero quería dejar constancia de este estado de ánimo para cuando llegue algún otro día de bajón.
Ya han pasado nueve días desde la última vez que mantuvimos contacto, y la verdad es que no lo echo de menos. Creo que es lo mejor que podíamos hacer después de todo lo pasado. Ahora me debato entre decidir no volverte a ver más en la vida (cosa que gana enteros por momentos) y esperar un tiempo prudencial (por lo menos otros seis o siete meses) para contactar contigo; ahora no me siento fuerte para hacerlo, y sólo de pensarlo me pongo malo.
Es curioso como poco a poco, y merced a la introducción de nuevos elementos en mi vida (nuevos amigos, nuevos hobbies, nueva casa, el trabajo y los estudios) me estoy centrando en lo que realmente me importa de todo esto, que soy yo mismo. Creo que por fin he tomado el rumbo que perdí hace tres meses, y que se demoró más de lo necesario conforme a la actitud posterior que adoptamos ambos -ya paso de echarte la culpa exclusivamente a ti por haber estado gilipolleando los dos meses posteriores al descubrimiento del engaño-. Creo que poco a poco voy tomando conciencia de mi nuevo yo, y me empieza a gustar poder moverme sin dar explicaciones, hacer planes sin pedir opinión y/o permiso, invitar a mi casa a quien me dé la real gana, los días que quiera y a la hora que quiera; comer lo que se me antoje con las especias que a ti no te gustaban, etc.
Claro, no es que quiera vivir solo el resto de mi vida, pero me gusta sentir una completa libertad por vez primera en mi vida, sin familia dando por saco y sin ti por la otra parte. Me da pena no haber tenido esta sensación cuando estábamos juntos, pero es lo que hay.
Sinceramente, me he obligado ahora mismo a pensar en ti y no me sale ningún pensamiento positivo, ni de pena o de dolor. Es más, pienso inaugurar mi casa por todo lo alto durante varias fiestas, y no tengo ninguna intención de invitarte. Ya sé que tampoco lo esperabas, pero tenía miedo hace algunos días de que llegara el momento y no pudiera resistirme.
El mañana comienza mañana, está claro...
lunes, 29 de septiembre de 2014
Altibajos
Desde la conversación mantenida con nuestra amiga común, tengo un bajón emocional que no consigo recuperar. Vale que he pasado un fin de semana de perros, durmiendo poco e intentando mantenerme activo -eso produce fatiga cerebral, y es cuando las emociones negativas afloran-, pero se me vuelve a juntar todo otra vez.
El problema con mi familiar parece que se va resolviendo de forma adecuada, y eso debería ser positivo para mí. Pero de alguna forma me está afectando negativamente tener cualquier tipo de contacto con mi familia más cercana: me siento mal cada vez que estoy con ellos, los veo muy lejanos a mi ritmo, a mi idea de vida, y empiezo a considerarlos un estorbo. Sus ideas y formas de ver la vida se distancian mucho de la mía, y no tengo ni el más mínimo interés en pasar más tiempo del imprescindible con ellos.
Por otra parte, el asunto de la vivienda. Parece ser que por fin voy a poder disponer de mi propio espacio, cosa de la que me alegro infinito; pero no acaba de ser la vivienda que yo hubiera deseado (aunque a estas alturas no tengo muy claro cuál debería ser mi vivienda soñada, pero...), y es más cara de lo que me gustaría pagar. Consecuencias del momento y el lugar en que vivo, imagino, porque he mirado y mirado y los precios son así de exagerados.
Un tercer palo del que preocuparme es el tema laboral. Tengo trabajo, sí, pero como una especie de temporero: hay meses en los que gano más dinero, y meses en los que no gano absolutamente nada. Tengo que preocuparme siempre de ahorrar la mayor cantidad para esos meses en blanco. Y así es muy complicado disfrutar de la vida, pensando en que en cualquier momento te puedes ver en la calle. Intento verlo de forma positiva, y a veces me engaño mejor y otras peor. Me encantaría poder disponer de un trabajo estable, con un horario fijo, y ganando lo justo para vivir sin problemas. No pido hacerme rico; sólo quiero poder disfrutar de lo que tengo sin agobios.
El cuarto palo, el que ya debería estar superado, es todo lo referente a ti. Hablar sobre ti ha reabierto la herida, y ahora toca sufrir ira. Estoy cabreado con tu actitud de falsedad y mentiras en la que te mueves ahora. No consigo entender qué te he podido hacer para que te veas en la obligación de contar tu versión sesgada de lo que ocurrió entre nosotros. No consigo entender por qué te ves en la obligación de contar nada (y mira que lo hablamos y quedamos en callarnos y seguir adelante sin dar explicaciones a nadie, cada uno por nuestro lado), no consigo entender por qué narices yo me mantengo callado mientras tú das tu 'versión' de lo ocurrido, donde en tu mundo fantástico hemos terminado una relación de tantos años, tomando una decisión casi consensuada entre los dos -yo todavía intento explicarme qué te impulsó a irte en brazos de 'Mr. Van Halen'-, y que te acostaste con él cuando tú yo yo habíamos cortado ya (sobre este punto me remito al post anterior a éste que estás leyendo, donde explico bien claro lo qué pasó realmente).
Te recuerdo que tengo whatsapp y está todo escrito. No he amenazado nunca a nadie, pero tampoco nadie se había empeñado en hacerme daño de forma consciente para salvar su culo delante de mis amigos.
Todo esto me está sirviendo para darme cuenta de qué tipo de persona eres realmente: alguien con una ausencia de valores tan notable, que debería ser yo quien hubiera cortado contigo hace años; alguien que no se quiere a sí misma, que busca el salto entre relaciones para huir de la sensación de vacío emocional interno; alguien que no se acepta a sí misma, y necesita tener al lado a otra persona que le aporte todo aquello que no se sabe dar ella misma; alguien que es capaz de mentir a gente que se supone que aprecia con respecto a otra persona que se supone que quiere.
Todo esto hace que me sienta fatal, porque me doy cuenta de que no supe escoger bien a la persona que estaba a mi lado. Pensé que había encontrado alguien especial (lo que debéis estar pensando vosotros dos ahora) y me he dado cuenta de que nada de lo que aporté a nuestra relación (amor, cariño, sinceridad, complicidad, apoyo, lealtad, fidelidad...) te ha servido para evolucionar hacia alguien mejor. Más bien te ha ayudado a volverte aún más egoísta y falsa.
El problema con mi familiar parece que se va resolviendo de forma adecuada, y eso debería ser positivo para mí. Pero de alguna forma me está afectando negativamente tener cualquier tipo de contacto con mi familia más cercana: me siento mal cada vez que estoy con ellos, los veo muy lejanos a mi ritmo, a mi idea de vida, y empiezo a considerarlos un estorbo. Sus ideas y formas de ver la vida se distancian mucho de la mía, y no tengo ni el más mínimo interés en pasar más tiempo del imprescindible con ellos.
Por otra parte, el asunto de la vivienda. Parece ser que por fin voy a poder disponer de mi propio espacio, cosa de la que me alegro infinito; pero no acaba de ser la vivienda que yo hubiera deseado (aunque a estas alturas no tengo muy claro cuál debería ser mi vivienda soñada, pero...), y es más cara de lo que me gustaría pagar. Consecuencias del momento y el lugar en que vivo, imagino, porque he mirado y mirado y los precios son así de exagerados.
Un tercer palo del que preocuparme es el tema laboral. Tengo trabajo, sí, pero como una especie de temporero: hay meses en los que gano más dinero, y meses en los que no gano absolutamente nada. Tengo que preocuparme siempre de ahorrar la mayor cantidad para esos meses en blanco. Y así es muy complicado disfrutar de la vida, pensando en que en cualquier momento te puedes ver en la calle. Intento verlo de forma positiva, y a veces me engaño mejor y otras peor. Me encantaría poder disponer de un trabajo estable, con un horario fijo, y ganando lo justo para vivir sin problemas. No pido hacerme rico; sólo quiero poder disfrutar de lo que tengo sin agobios.
El cuarto palo, el que ya debería estar superado, es todo lo referente a ti. Hablar sobre ti ha reabierto la herida, y ahora toca sufrir ira. Estoy cabreado con tu actitud de falsedad y mentiras en la que te mueves ahora. No consigo entender qué te he podido hacer para que te veas en la obligación de contar tu versión sesgada de lo que ocurrió entre nosotros. No consigo entender por qué te ves en la obligación de contar nada (y mira que lo hablamos y quedamos en callarnos y seguir adelante sin dar explicaciones a nadie, cada uno por nuestro lado), no consigo entender por qué narices yo me mantengo callado mientras tú das tu 'versión' de lo ocurrido, donde en tu mundo fantástico hemos terminado una relación de tantos años, tomando una decisión casi consensuada entre los dos -yo todavía intento explicarme qué te impulsó a irte en brazos de 'Mr. Van Halen'-, y que te acostaste con él cuando tú yo yo habíamos cortado ya (sobre este punto me remito al post anterior a éste que estás leyendo, donde explico bien claro lo qué pasó realmente).
Te recuerdo que tengo whatsapp y está todo escrito. No he amenazado nunca a nadie, pero tampoco nadie se había empeñado en hacerme daño de forma consciente para salvar su culo delante de mis amigos.
Todo esto me está sirviendo para darme cuenta de qué tipo de persona eres realmente: alguien con una ausencia de valores tan notable, que debería ser yo quien hubiera cortado contigo hace años; alguien que no se quiere a sí misma, que busca el salto entre relaciones para huir de la sensación de vacío emocional interno; alguien que no se acepta a sí misma, y necesita tener al lado a otra persona que le aporte todo aquello que no se sabe dar ella misma; alguien que es capaz de mentir a gente que se supone que aprecia con respecto a otra persona que se supone que quiere.
Todo esto hace que me sienta fatal, porque me doy cuenta de que no supe escoger bien a la persona que estaba a mi lado. Pensé que había encontrado alguien especial (lo que debéis estar pensando vosotros dos ahora) y me he dado cuenta de que nada de lo que aporté a nuestra relación (amor, cariño, sinceridad, complicidad, apoyo, lealtad, fidelidad...) te ha servido para evolucionar hacia alguien mejor. Más bien te ha ayudado a volverte aún más egoísta y falsa.
sábado, 27 de septiembre de 2014
¿Por qué cambiamos la percepción según los sexos?
Es curioso observar los comportamientos y las ideas de algunas personas conforme al tema sobre el que escribo en este blog...
Empezaré por decir que llevaba algunos días sin pensar en nada de esto, y creo de verdad que estoy dando pasos de gigante hacia mi recuperación; pero una combinación de un tema surgido en facebook (red social a la que voy a empezar a limitar mi acceso, porque cada vez me da menos alegrías y más penas), combinado con una pequeña charla con una amiga común me ha puesto de mala leche: parece ser que esta persona ha recibido información por tu parte acerca de tu situación sentimental actual. Ella ya sabía previamente lo que había pasado, pues es una de las pocas personas con las que había hablado de todo lo que está escrito en las primeras entradas de este blog, pero eso tú obviamente no lo sabías.
A raíz de la conversación de escasos minutos que hemos mantenido, me he enterado de que tus explicaciones son que empezaste a mantener una relación con 'el otro' una vez que nosotros terminamos la nuestra. Eso, querida mía, es dar información a medias; sobre todo sabiendo que al hacerlo así estás mintiendo y distorsionando la realidad de lo que realmente ocurrió: recuerdo que me llevabas engañando desde hacía tiempo viéndote a escondidas con él (primera cosa que omites, y que ya de por sí indica la realidad de lo ocurrido); recuerdo también que te pillé engañándome (porque tú no me lo contaste, y eso también es importante para el correcto entendimiento), y de no haberlo hecho probablemente seguiríamos a estas alturas con el engaño, o algo peor; y recuerdo por último que fuiste tú quien me pidió acto seguido tiempo para pensar en lo que sentías. Y fue durante ese tiempo cuando (según tú misma me reconociste y explicaste) te acostaste por primera vez con él.
Quiero también recordarte que pasó un mes hasta que decidí no darte más tiempo y hacerte tomar una decisión, porque tú no querías tomarla. Y ahí es cuando yo considero que realmente terminó todo, y ahí ya te habías encamado con él.
No es por nada, pero creo que es una diferencia notable entre lo que cuentas y lo que realmente hiciste. Y eso, por lo menos en mi tierra, es mentir. Lo peor de todo es que esta amiga, sabiendo previamente lo que había ocurrido, empezaba a justificar tus actos por el simple hecho de cambiar esta parte de la historia, como si el engaño previo no tuviera importancia. Es curioso, porque ninguna otra persona que conoce el tema lo ve igual que ella.
Como verás, yo no tengo por qué mentir, porque no gano nada en ello. Es más, oculto nombres, fechas y datos que pudieran identificarnos por deferencia hacia ti, porque te he querido y porque no creo que nadie merezca ser juzgado por un error. Pero llevas tantas meteduras de pata, engaños, mentiras, salidas tono, actitudes infantiles... en tres meses que empiezo a pensar que merecerías un correctivo.
Ahora, piensa: ¿Qué hubiera pasado si hubiese sido al revés, y hubiera sido yo el que te hubiera hecho todo esto? ¿Hubieras sido tan indulgente?
Empezaré por decir que llevaba algunos días sin pensar en nada de esto, y creo de verdad que estoy dando pasos de gigante hacia mi recuperación; pero una combinación de un tema surgido en facebook (red social a la que voy a empezar a limitar mi acceso, porque cada vez me da menos alegrías y más penas), combinado con una pequeña charla con una amiga común me ha puesto de mala leche: parece ser que esta persona ha recibido información por tu parte acerca de tu situación sentimental actual. Ella ya sabía previamente lo que había pasado, pues es una de las pocas personas con las que había hablado de todo lo que está escrito en las primeras entradas de este blog, pero eso tú obviamente no lo sabías.
A raíz de la conversación de escasos minutos que hemos mantenido, me he enterado de que tus explicaciones son que empezaste a mantener una relación con 'el otro' una vez que nosotros terminamos la nuestra. Eso, querida mía, es dar información a medias; sobre todo sabiendo que al hacerlo así estás mintiendo y distorsionando la realidad de lo que realmente ocurrió: recuerdo que me llevabas engañando desde hacía tiempo viéndote a escondidas con él (primera cosa que omites, y que ya de por sí indica la realidad de lo ocurrido); recuerdo también que te pillé engañándome (porque tú no me lo contaste, y eso también es importante para el correcto entendimiento), y de no haberlo hecho probablemente seguiríamos a estas alturas con el engaño, o algo peor; y recuerdo por último que fuiste tú quien me pidió acto seguido tiempo para pensar en lo que sentías. Y fue durante ese tiempo cuando (según tú misma me reconociste y explicaste) te acostaste por primera vez con él.
Quiero también recordarte que pasó un mes hasta que decidí no darte más tiempo y hacerte tomar una decisión, porque tú no querías tomarla. Y ahí es cuando yo considero que realmente terminó todo, y ahí ya te habías encamado con él.
No es por nada, pero creo que es una diferencia notable entre lo que cuentas y lo que realmente hiciste. Y eso, por lo menos en mi tierra, es mentir. Lo peor de todo es que esta amiga, sabiendo previamente lo que había ocurrido, empezaba a justificar tus actos por el simple hecho de cambiar esta parte de la historia, como si el engaño previo no tuviera importancia. Es curioso, porque ninguna otra persona que conoce el tema lo ve igual que ella.
Como verás, yo no tengo por qué mentir, porque no gano nada en ello. Es más, oculto nombres, fechas y datos que pudieran identificarnos por deferencia hacia ti, porque te he querido y porque no creo que nadie merezca ser juzgado por un error. Pero llevas tantas meteduras de pata, engaños, mentiras, salidas tono, actitudes infantiles... en tres meses que empiezo a pensar que merecerías un correctivo.
Ahora, piensa: ¿Qué hubiera pasado si hubiese sido al revés, y hubiera sido yo el que te hubiera hecho todo esto? ¿Hubieras sido tan indulgente?
miércoles, 24 de septiembre de 2014
Un nuevo yo
Llevo varios días (o semanas) leyendo libros y más libros de autoayuda: superación de dependencias, amoríos y relaciones tóxicas, elevación de la autoestima, etc. Cada uno de ellos me hace darme cuenta que no soy un caso especial, que existen miles de ellos cada día en el mundo. Y es algo que me aterra.
Una de las cosas que más me ha sorprendido ha sido descubrir que poseo una capacidad de autocontrol que empieza a rallar en lo absurdo. Es verdad que me permito una serie de lujos cada cierto tiempo, aunque me cuesta simplemente 'perder el tiempo': mirar por mirar, dormir hasta tarde, sentarme bajo un árbol sin ningún objetivo concreto... Recuerdo que años atrás lo hacía sin ningún tipo de remordimiento, pero ahora me cuesta mucho dedicarme tiempo a mí mismo.
También es verdad que he perdido el norte en otros aspectos. Siempre he mirado mi aspecto físico, y siempre he estado preocupado por mi peso (ahora bastante moderado). Tengo un ligero problema con la concepción de lo que considero realmente 'bello' en una persona. Aspectos como la simpatía, la amabilidad, la cercanía, la educación... quedan relegados a un segundo plano tras el aspecto físico.
Sí, seguramente a más de una persona le parezca algo deleznable, pero a mí me resulta básico ese aspecto para poder fijarme en una persona. Si no hay atracción física, poco me importa a nivel de relaciones de pareja el resto de cosas. Así andamos.
También he perdido mi capacidad de exploración, de investigación de cosas nuevas, por el simple hecho de descubrir cosas. Me siento un tanto inmovilista, me cuesta dar el paso hacia el descubrimiento de nuevas aficiones, nuevos conocimientos, o incluso gente nueva. Y me he dado cuenta de que así no vamos bien. Necesito cambiar esto de alguna forma.
Por otra parte, aunque está claro que no te he alejado de mi cabeza, cada vez pienso menos en ti; cosa que por otra parte me alegra, ya que mi sufrimiento es mucho menor. Ya no te escribo, ni te busco en las redes sociales, ni me preocupo por saber cómo estás o con quién. Tengo clarísimo que ahora mismo me conviene mantenerme alejado lo más posible de ti, por un doble motivo: así tengo más fácil superar el duelo, y por otra parte la distancia evitará que me salpique la mierda cuando te des cuenta de dónde te has metido. No quiero verme afectado de ninguna manera por esto, ya que sería algo completamente inmerecido teniendo en cuenta que no hice nada para estar como estamos ahora.
Ahora me veo diferente: he retomado el gusto por una afición que tenía hace años, me veo capaz y más decidido que cuando estábamos juntos (y no te echo la culpa de ello. Más bien debería agradecerte que hicieras lo que hiciste para que yo despertara mi letargo), me quiero más a mí mismo y espero en un futuro encontrar a alguien que corresponda todo el cariño y el amor que esté dispuesto a ofrecerle. De momento no tengo ninguna prisa por encontrar pareja, aunque algunas mujeres se hayan empeñado en ofrecerse como voluntarias (sí, mujeres en plural). Quiero disfrutar de mi recién adquirida soltería: salir de fiesta, vivir sin ataduras de ningún tipo, sexo sin compromiso, nuevas experiencias vitales... Y además necesito algo de tiempo para autoexplorarme, ver qué me gusta de mí mismo y qué cosas quiero cambiar. Con ayuda de mi cerebro, mi loquero particular y mis amigos, espero enderezar por fin el rumbo de mi vida
lunes, 22 de septiembre de 2014
Superar tu dependencia
Es muy duro darte cuenta de que no has tenido una relación auténtica con una persona tras tantos años pasados con ella. Poco a poco voy recordando cosas que, en su momento, me parecieron extrañas y desconcertantes, pero que ahora adquieren una nueva dimensión: las negativas constantes a compartir los gastos y los muebles del piso (los pagabas tú porque el piso era tuyo, aunque yo también vivía alli); los desplantes que realizabas a mis amigos e incluso a alguno de los tuyos; estar constantemente pendiente del móvil, incluso durante las comidas familiares...
Es curioso cómo, poco a poco, descubro que nuestro círculo común de amigos y conocidos me da señales (muy prudentes en la mayoría de los casos, porque no deja de ser gente educada y amable) de que nunca te consideró una amiga 'cercana'. Sabes que eres guapa, simpática, extrovertida... pero hay algo que parece no acabar de conectar con todo el mundo. Cada poco tiempo alguien me hace ver una nueva faceta de ti que yo no había visto o que había ocultado en mi mente, y resulta un tanto desconcertante.
He comprobado que, aún queriéndote como te quiero, está claro que ya no me convienes (y más con lo que has hecho, y el camino que has decidido tomar); así que me he reafirmado en superar la dependencia afectiva que siento por ti. Ya sé que es difícil, pues cada pocos días me entra una sensación de pena bestial, pero poco a poco voy sintiéndome mejor en esta nueva situación, y espero que de aquí a unos meses pueda pasar tiempo solo sin ningún tipo de problema ni angustia.
Por último, sólo me resta desear con todas mis fuerzas que te des cuenta del agujero en que te estás metiendo con esa otra persona, y que tú misma me has contado. Es difícil, porque yo he estado negando tus cosas malas sobre ti mucho tiempo hasta darme cuenta de todas ellas; pero todo lo que me has contado de la situación que estáis viviendo ahora mismo (estáis iniciando una relación a escondidas de todos, y eso es sólo la punta del iceberg) es completamente objetivo. Nunca es una buena elección estar con alguien por miedo a estar solo o sola. Espero que tengas el suficiente amor propio para dejarlo cuando te des cuenta de todo esto, porque si no te vas a hacer mucho daño.
sábado, 20 de septiembre de 2014
Desde la lejanía
Es un día muy extraño para mí. Hoy, por primera vez, temo sinceramente por la vida de otra persona que no somos ni yo ni tú; no puedo hacer nada más que esperar y esperar, deseando que la tercera persona en esta ecuación esté descansada y acertada en la operación.
Y mientras tanto, he sufrido otra noche de mierda, donde mi cerebro me ha vuelto a jugar una mala pasada y me ha cortado un descanso necesario. Esta vez, la revolución del mismo partió de un desafortunado comentario tuyo en las redes sociales (que por cierto son algo genial para marear a la gente en este tipo de situaciones).
¿Por qué no te elimino de las redes? Por un doble motivo: primero porque ya lo intenté y me pediste que te volviera a conectar; y segundo porque soy gilipollas (o un calzonazos), no soy capaz de extirparte de mi vida aunque sé que es necesario para mí. Según Walter Risso, un escritor y psicólogo versado en estos temas, eso es un tipo de dependencia afectiva, y empiezo a pensar que está en lo cierto: tres meses; un engaño continuado con otro tipo; varias mentiras y salidas de tono posteriores (como por ejemplo la de anoche) no han conseguido que te odie, que te extirpe de mi vida como un cáncer. Lo peor es que todavía fantaseo de vez en cuando con que vuelvas conmigo. Así de estúpido soy.
Si no te quito de enmedio es por miedo a hacerte daño... ¡¡¡Yo a ti!!! Después del daño que me has hecho y haces, todavía miro por tu bienestar. Me parece sinceramente increíble estar así, ocultando a todo el mundo tu engaño, tu relación furtiva con un casado (inciso, para tu información: si empieza a poner excusas para cortar con su mujer, tipo 'es que ahora está deprimida', 'no es buen momento', 'la niña está mala'... Muchas veces decir 'no puedo separarme' significa en realidad 'no tengo redaños para hacerlo'. Una cosa es querer y otra tener los redaños para darlo y apostarlo todo por ti. Si verdaderamente te amara hasta las últimas consecuencias, estaría contigo).
Menos mal que tengo buenos amigos, que me aguantan todos estos altibajos y me apoyan en todo momento. Tengo suerte de tenerlos, y lo digo con todo el orgullo. Me recuerdan cada día cuál es el camino que debo tomar, me empujan hacia adelante en los momentos de mayor inseguridad, y poco a poco me apoyan para que consiga olvidarme de ti.
Y mientras tanto, he sufrido otra noche de mierda, donde mi cerebro me ha vuelto a jugar una mala pasada y me ha cortado un descanso necesario. Esta vez, la revolución del mismo partió de un desafortunado comentario tuyo en las redes sociales (que por cierto son algo genial para marear a la gente en este tipo de situaciones).
¿Por qué no te elimino de las redes? Por un doble motivo: primero porque ya lo intenté y me pediste que te volviera a conectar; y segundo porque soy gilipollas (o un calzonazos), no soy capaz de extirparte de mi vida aunque sé que es necesario para mí. Según Walter Risso, un escritor y psicólogo versado en estos temas, eso es un tipo de dependencia afectiva, y empiezo a pensar que está en lo cierto: tres meses; un engaño continuado con otro tipo; varias mentiras y salidas de tono posteriores (como por ejemplo la de anoche) no han conseguido que te odie, que te extirpe de mi vida como un cáncer. Lo peor es que todavía fantaseo de vez en cuando con que vuelvas conmigo. Así de estúpido soy.
Si no te quito de enmedio es por miedo a hacerte daño... ¡¡¡Yo a ti!!! Después del daño que me has hecho y haces, todavía miro por tu bienestar. Me parece sinceramente increíble estar así, ocultando a todo el mundo tu engaño, tu relación furtiva con un casado (inciso, para tu información: si empieza a poner excusas para cortar con su mujer, tipo 'es que ahora está deprimida', 'no es buen momento', 'la niña está mala'... Muchas veces decir 'no puedo separarme' significa en realidad 'no tengo redaños para hacerlo'. Una cosa es querer y otra tener los redaños para darlo y apostarlo todo por ti. Si verdaderamente te amara hasta las últimas consecuencias, estaría contigo).
Menos mal que tengo buenos amigos, que me aguantan todos estos altibajos y me apoyan en todo momento. Tengo suerte de tenerlos, y lo digo con todo el orgullo. Me recuerdan cada día cuál es el camino que debo tomar, me empujan hacia adelante en los momentos de mayor inseguridad, y poco a poco me apoyan para que consiga olvidarme de ti.
martes, 16 de septiembre de 2014
Cómo titular esta entrada... Dudas
No sé qué me pasa contigo, sinceramente lo digo. Mis ideas cambian constantemente de bando, en una lucha constante entre lo que debo y lo que quiero hacer.
Ahora mismo tengo un batiburrillo gordísimo en la cabeza con varios temas: problemas familiares de gravedad, pérdida de la personalidad y falta de interés por todo lo que me rodea (supongo que se trata de algún tipo de crisis de identidad o algo así), y una lucha constante entre superar el duelo con respecto a ti o resistirme a la idea de que ta hayas ido. Intento -y cada día lo veo un poco más cerca- hacerme a la idea de que te hayas ido, pero el mundo parece girar confabulándose para que nos tengamos que encontrar. Cuando no es por ropa, es por correo o por otros motivos.
Debería haberme resistido hoy a recoger en vivo la carta de tu mano -sé que debería haberlo hecho- pero una vez más he cedido a mis ideas. No podía dejar pasar la oportunidad de verte de nuevo, de saber algo de ti, de poderte abrazar como lo he hecho, sintiendo tu cariño y tu pena. Y por una parte me jode mucho haberlo hecho, porque sigo teniendo necesidad de ti, porque pensé que igual lo tenía ya superado; pero ha sido verte y todo se ha ido a la mierda.
Sigo sintiéndote cercana a mí, conectando rápido conmigo, pero a la vez siento que hay una barrera invisible que nos impide comportarnos como queremos hacerlo. Sé que estás con él, y me imagino que la cosa no debe estar fácil ahora mismo con tanto ocultismo alrededor de ambos. Me obligo a alejarme de ti porque sé que si mantuviéramos más relación acabaría lanzándome de nuevo, porque siento que todavía hay alguna posibilidad. Pero sé también que me rechazarías, sea por unos motivos u otros, y no estoy dispuesto a ser yo quien dé ese paso.
Por otra parte, mi cabeza no está. Voy dando pasos más por obligación que por motivación: la casa, el trabajo (que no me apetece y me aburre soberanamente), y quedo con amigos todos los días por no sentirme solo, por evitar pensar en ello. Me debato entre la pena, la frustración a cada paso que doy, episodios de rabia; lucho cada día con mi familia para que entiendan que no deseo ahora mismo estar más que el tiempo imprescindible con ellos, que necesito alejarme de ellos porque me hacen daño. He cometido errores absurdos desde mi opinión con algunas mujeres, e incluso creo que estoy perdiendo mi identidad personal. Me encuentro vacío, sin motivación ninguna en este mundo.
A veces me entran ganas de mandar todo a la mierda (familia, ciudad, amigos...) y coger una mochila rumbo a África o cualquier continente alejado de aquí. Pero me siento atado a ti de alguna manera. Me da miedo alejarme de ti y que de repente te des cuenta del enorme error que cometiste, que quieras volver conmigo, y que yo también quiera tomarte entre mis brazos y no pueda. Y eso no sé hasta cuanto tiempo lo voy a tolerar, porque tengo una vida por delante, tengo la edad perfecta y la posición ideal para mandarlo todo a la mierda y recomenzar con una vida que quiera tener.
No sé qué pasará en los próximos meses, pero lo que está claro es que mi futuro empieza a dibujarse como incierto, sin un camino claro para tomar. Sólo espero no estar haciendo el gilipollas más tiempo del estrictamente necesario con todo esto. Si al menos tu relación se normalizase, y pudiera ver que es algo estable y duradero -no como lo que realmente tienes-, quizás podría echarte para siempre de mi lado. Pero así...
viernes, 12 de septiembre de 2014
Se pilla antes a un(a) mentiroso(a)...
¡Qué duro resulta desprenderse de ti! Y no porque no quiera, porque cada día que pasa lo tengo más claro, sino porque parece que todo lo que se mueve a mi alrededor apunta hacia ti.
Ayer recibí un mensaje de un amigo que hace tiempo que no veía, preocupándose por mi estado de ánimo ya que había coincidido contigo y le habías contado 'nuestra ruptura'. Como buen amigo, me propuso quedar más tarde y charlar, a lo que yo acepté encantado. A la hora de la cita, a la que uno acudió más puntual que el otro, nos saludamos efusivamente y comenzamos a pasear por la ciudad sin rumbo fijo. Tras las protocolarias preguntas acerca de la familia, trabajo y demás, comenzamos a hablar del tema que nos había llevado allí: él me preguntó acerca de mi estado de ánimo; yo le conté cómo me encuentro, y finalmente él me realizó el siguiente comentario:
'Por lo menos la ruptura fue de mutuo acuerdo. Así parece que estas cosas duelen menos.'
Por supuesto, me extrañó muchísimo el comentario, por lo que le pregunté qué le habías contado acerca de 'nuestra ruptura'. Él, extrañado, me explicó que tú le habías dado a entender que habíamos cortado porque la relación se había ido deteriorando, y que en los últimos mes no habíamos hecho otra cosa que convivir como compañeros de piso.
Punto uno: extraña un poco que me definieras como 'compañero de piso', principalmente porque durante ese tiempo realizamos un viaje juntos al extranjero, te acostaste conmigo varias veces (si alguna vez tengo una compañera de piso, se lo tendré que proponer como una rutina más), planificamos nuestras vacaciones para el verano que ya pasó, y alguna otra cosa que hicimos y que prefiero no contar. Por supuesto, yo nunca percibí que nuestra relación estuviera tan deteriorada como das ahora a entender.
Punto dos: me molesta que no cuentes la verdad del asunto. Ya lo sabes porque te lo he dicho alguna vez durante estos últimos meses, aunque entiendo que la vergüenza no te deje hacerlo más que a unas pocas personas. Pero me molesta aún más que cuentes cosas que dan a entender lo que no es: no cortaste conmigo. Me engañaste con otra persona y yo te pillé haciéndolo. Si realmente hubieras tenido el valor de cortar conmigo, y después irte con él, la cosa hubiera sido diferente. Pero la realidad es que no fue así. Tú me engañaste durante medio año con él, y cuando te pillé te quedaste descolocada. Posteriormente insististe en no dejarme marchar sin más, y me pediste tiempo para aclararte; y ese tiempo lo utilizaste para lo que lo utilizaste.
Punto tres: entiendo que ahora quieras autoafirmarte en las decisiones que te has visto obligada a tomar por las circunstancias. Pero de ahí a que engañes a nuestros amigos... va un mundo. Ahora, no sé de qué me extraño: intentaste engañarme a mí contándome una nueva versión de los últimos meses que he tenido que sufrir con tus constantes mentiras e indecisiones (y eso que yo estaba allí contigo), así que igual esto que estás haciendo ahora casi parece hasta normal.
Por favor, no engañes a la gente. Sé que tiene que ser muy complicado iniciar una nueva relación en la situación en la que lo estás haciendo (con sentimiento de culpa, escondiéndote de todos, y percibiendo el rechazo a cada paso que das por parte de la poca gente que lo sabe). Entiendo que no debe ser fácil, sobre todo por el miedo a que esa otra persona te esté utilizando para sus fines, y que una vez cumplidos estos vuelva a los brazos de su mujer (que ya te advierto que va a pasar). Pero te pido por favor que no engañes a nadie más. Ya cubriste el cupo conmigo, y sólo vas a conseguir dañar mi imagen temporalmente -si es que es lo que estás buscando, que no creo- y ponerte en una peor situación cuando todo el mundo se entere de lo que pasó realmente (porque se tendrán que enterar, a menos que quieras mantener esta 'relación' oculta hasta el fin de los días).
miércoles, 10 de septiembre de 2014
Sobre los mitos en las relaciones de pareja
Uno de los temas sobre los que he leído y profundizado estos días son aquellas ideas preconcebidas acerca de las relaciones de pareja, y que pueden llevar a una ruptura o una infidelidad. Creo sinceramente que los dos cometimos errores con respecto a alguna de estas creencias, entre otras cosas porque para ambos fue la primera relación seria y duradera (me gusta creer que esos errores se van subsanando en la posteriores relaciones, y espero que así sea).
Por ejemplo: las parejas felices no discuten nunca. Pues, si es así, que baje Dios y lo vea. Ni de coña se va a dar este caso jamás, ni lo sueñes. Siempre se termina discutiendo por algo, y es normal y sano. Lo que es más complicado es el hecho de discutir continuamente por todo, desde mi punto de vista; para mí esto puede ser síntoma de algún problema más serio. Pero discutir ayuda a la pareja a centrarse en el problema para poder buscar soluciones desde un punto de vista racional y calmado.
Otra gran memez: las relaciones de pareja son relaciones entre iguales. Nadie está por encima de nadie. Pues desde mi punto de vista, tampoco es cierto. En algún aspecto de la relación una parte intentará mandar sobre la otra, porque en el fondo las personas somos así: nos gusta llevar la razón y la voz cantante. Por ejemplo, en temas de viajes tú siempre decidías qué ver, dónde y cuándo, porque tenías mucho más mundo que yo cuando nos conocimos; yo por mi parte, llevaba la voz cantante en temas más relacionados con el deporte, por ejemplo. No pasa absolutamente nada: las mejores parejas son las que se complementan en gran medida entre sí. Es normal tener puntos más fuertes, y otros más débiles.
La gran chorrada: si estás realmente enamorado debes saber siempre qué necesita la otra persona sin que te lo diga. ¡Claaaro, cómo no! Me saco la túnica y la bola, y ya de paso te doy el número premiado de la lotería. Pero ¿Quién se ha sacado esa gilipollez de la chistera? Pues no evolucionamos los unos y los otros con el paso de los años como para saber en qué estabas pensando a todas horas.
Ojo, sí es cierto que en un gran porcentaje es probable que aciertes con lo que la pareja desea en un momento determinado. Pero todos metemos la pata alguna vez (y si no, mira cuántos regalos de cumpleaños se compran sin acierto).
Otra que he leído: el amor romántico será el que sostenga la relación, y se mantendrá constante en el tiempo. Pues, a menos que te guste mantener relaciones de aproximadamente un par de años de duración, ya puedes ir espabilando (avisada quedas, ex-cari, de que con tu nueva pareja vas a acabar igual o peor). Que te conste que la fase de enamoramiento tiene fecha de caducidad, y después tendrás que lidiar con el cariño, la comprensión, la complicidad...
Una buena relación de pareja no exige trabajo. De hecho, son las buenas relaciones las que más trabajo llevan: mantener la pasión, colaborar en las tareas del hogar, pensar en la otra parte antes que ti mismo/a, anteponer decisiones que no te apetece tomar sobre otras que te encantaría tomar, etc. Es que está muy guay decir aquello de 'tengo novio/a', pero detrás de esas palabras tiene que haber algo más, algo que seguramente en nuestro caso dejamos ir poco poco.
Las parejas en estos tiempos suelen tener una duración determinada. Pues será porque quieres, porque que yo sepa en ninguna pareja pone por ninguna parte aquello de 'made in Taiwan'. La pareja la creas tú, la mantienes viva tú, y tú eres quien se encarga de hacer siempre lo mejor por y para ella (en este caso hablo de pareja como un todo y no de la otra parte). No sé si te agobiaste por llevar tanto tiempo a mi lado o qué, pero aparte de la enorme decepción que me supuso tu engaño me fastidió que tiraras por la borda todo el trabajo que habíamos realizado hasta entonces.
Si estás enamorado, no te pueden atraer otras personas. Falso, falso y rematadamente falso: lo que no puedes es acostarte con ellas, ni engañar a tu pareja. ¡Claro que te pueden atraer otras personas! De hecho es normal. Lo que no puedes hacer es romper esa exclusividad que todos nos marcamos al inicio de una relación.
Mi pareja me completa. Malo, es un síntoma de que algo no funciona bien en ti mismo/a. No puedes cargar la responsabilidad de eso a otra persona, pensando que con una buena pareja serías mejor persona, más rica, más simpática, más feliz... porque eso es un trabajo exclusivamente tuyo. Si tiendes a pensar así, cambia de idea porque te vas a dar una galleta bien gorda en cualquier momento.
En fin, hay muchas más de las que podría hablar, pero la realidad es que todas las relaciones de pareja son complicadas, tienen momentos buenos, momentos menos buenos, e incluso momentos malos. Y es precisamente cuando las cosas no están funcionando bien cuando realmente debemos esforzarnos por poner solución. Si en vez de eso, pegas la espantada hacia otros brazos, créeme que vas a acabar mal.
Por ejemplo: las parejas felices no discuten nunca. Pues, si es así, que baje Dios y lo vea. Ni de coña se va a dar este caso jamás, ni lo sueñes. Siempre se termina discutiendo por algo, y es normal y sano. Lo que es más complicado es el hecho de discutir continuamente por todo, desde mi punto de vista; para mí esto puede ser síntoma de algún problema más serio. Pero discutir ayuda a la pareja a centrarse en el problema para poder buscar soluciones desde un punto de vista racional y calmado.
Otra gran memez: las relaciones de pareja son relaciones entre iguales. Nadie está por encima de nadie. Pues desde mi punto de vista, tampoco es cierto. En algún aspecto de la relación una parte intentará mandar sobre la otra, porque en el fondo las personas somos así: nos gusta llevar la razón y la voz cantante. Por ejemplo, en temas de viajes tú siempre decidías qué ver, dónde y cuándo, porque tenías mucho más mundo que yo cuando nos conocimos; yo por mi parte, llevaba la voz cantante en temas más relacionados con el deporte, por ejemplo. No pasa absolutamente nada: las mejores parejas son las que se complementan en gran medida entre sí. Es normal tener puntos más fuertes, y otros más débiles.
La gran chorrada: si estás realmente enamorado debes saber siempre qué necesita la otra persona sin que te lo diga. ¡Claaaro, cómo no! Me saco la túnica y la bola, y ya de paso te doy el número premiado de la lotería. Pero ¿Quién se ha sacado esa gilipollez de la chistera? Pues no evolucionamos los unos y los otros con el paso de los años como para saber en qué estabas pensando a todas horas.
Ojo, sí es cierto que en un gran porcentaje es probable que aciertes con lo que la pareja desea en un momento determinado. Pero todos metemos la pata alguna vez (y si no, mira cuántos regalos de cumpleaños se compran sin acierto).
Otra que he leído: el amor romántico será el que sostenga la relación, y se mantendrá constante en el tiempo. Pues, a menos que te guste mantener relaciones de aproximadamente un par de años de duración, ya puedes ir espabilando (avisada quedas, ex-cari, de que con tu nueva pareja vas a acabar igual o peor). Que te conste que la fase de enamoramiento tiene fecha de caducidad, y después tendrás que lidiar con el cariño, la comprensión, la complicidad...
Una buena relación de pareja no exige trabajo. De hecho, son las buenas relaciones las que más trabajo llevan: mantener la pasión, colaborar en las tareas del hogar, pensar en la otra parte antes que ti mismo/a, anteponer decisiones que no te apetece tomar sobre otras que te encantaría tomar, etc. Es que está muy guay decir aquello de 'tengo novio/a', pero detrás de esas palabras tiene que haber algo más, algo que seguramente en nuestro caso dejamos ir poco poco.
Las parejas en estos tiempos suelen tener una duración determinada. Pues será porque quieres, porque que yo sepa en ninguna pareja pone por ninguna parte aquello de 'made in Taiwan'. La pareja la creas tú, la mantienes viva tú, y tú eres quien se encarga de hacer siempre lo mejor por y para ella (en este caso hablo de pareja como un todo y no de la otra parte). No sé si te agobiaste por llevar tanto tiempo a mi lado o qué, pero aparte de la enorme decepción que me supuso tu engaño me fastidió que tiraras por la borda todo el trabajo que habíamos realizado hasta entonces.
Si estás enamorado, no te pueden atraer otras personas. Falso, falso y rematadamente falso: lo que no puedes es acostarte con ellas, ni engañar a tu pareja. ¡Claro que te pueden atraer otras personas! De hecho es normal. Lo que no puedes hacer es romper esa exclusividad que todos nos marcamos al inicio de una relación.
Mi pareja me completa. Malo, es un síntoma de que algo no funciona bien en ti mismo/a. No puedes cargar la responsabilidad de eso a otra persona, pensando que con una buena pareja serías mejor persona, más rica, más simpática, más feliz... porque eso es un trabajo exclusivamente tuyo. Si tiendes a pensar así, cambia de idea porque te vas a dar una galleta bien gorda en cualquier momento.
En fin, hay muchas más de las que podría hablar, pero la realidad es que todas las relaciones de pareja son complicadas, tienen momentos buenos, momentos menos buenos, e incluso momentos malos. Y es precisamente cuando las cosas no están funcionando bien cuando realmente debemos esforzarnos por poner solución. Si en vez de eso, pegas la espantada hacia otros brazos, créeme que vas a acabar mal.
martes, 9 de septiembre de 2014
La infidelidad. Por qué existe y que conlleva
He decidido plasmar mi opinión acerca de varios asuntos relacionados con el tema de la infidelidad. No sé si valdrá para algo, ni si lo leerá alguien, pero creo que será beneficioso para mí aclarar ciertas ideas que me rondan acerca de estos asuntos.
Lo primero: la infidelidad no es únicamente de tipo sexual. De hecho, existen otros tipos de engaños en la pareja más comunes que pueden llevar al traste con todo. En mi caso, cielo, todo empezó con una infidelidad basada en una mezcla de desahogo emocional (por parte de él con su pareja), mezclado con tu miedo a perder tu autonomía e independencia personales.
Sí, empezaste a verle por varios motivos, no sólo por esto. Pero es cierto que te entró el miedo en el cuerpo, que te sentiste atada a mí en el presente, y eso no lo podías consentir. Llevas demasiado tiempo haciendo lo que te da la gana en todos los aspecto como para tener que pedir permiso a estas alturas en decisiones que te gustaría tomar únicamente a ti, sin contar con nadie. El problema es que, viviendo en pareja, muchas de estas decisiones presentan problemas y reacciones que afectan a la otra persona, y deben ser comentadas con él/ella para conocer su opinión. La vida en pareja es así; y, si no te gusta, lo mejor que puedes hacer es vivir solo/sola. ¿Qué crees que va a pasar de aquí a un periodo razonable de tiempo? ¿Piensas que él no te va a demandar ese compromiso que yo te pedía? ¿Qué harás entonces?
En cuanto al desahogo emocional... No es por nada, pero eso se soluciona teniendo amigos. No entiendo qué necesidad hay de esconderse para quedar a escondidas y contarse confidencias de este tipo, salvo que haya un interés mayor por parte de los dos. Lo único que se puede sacar de esta actitud es la sensación de estar haciendo algo prohibido (lo que genera un aumento de algunas hormonas, nos hace sentir alerta, y nos genera un cierto grado de excitación), y la posibilidad de que nos pillen y se prepare el lío.
Por otra parte, creo firmemente que el tema de la fidelidad en la pareja no es negociable. Tampoco se debe consentir ni alentar, pues vivimos en una sociedad donde libremente nos comprometemos a mantener relaciones monógamas. Ese compromiso se 'firma' por las dos partes que conforman la relación y debe ser respetado por los dos. En el momento en que una de las partes se lo salte, estaremos rompiendo el equilibrio de la pareja, lo que provocará una injusticia para la parte engañada. Normalmente, cuando una persona muestra tolerancia hacia la infidelidad, lo hace siguiéndose por alguna o varias pautas como éstas:
- Nadie sabe qué puede pasar después de una infidelidad. A lo mejor mejora tu vida...
- Es muy difícil luchar contra las emociones. La posibilidad de ser infiel está ahí para todos
- Mientras la pareja no se entere...
- En el fondo no es tan importante
Existen muchas más, por supuesto. Pero lo importante es darse cuenta de que, cuando pensamos así, realmente lo que hacemos es dar muy poca importancia a la vida en pareja, y nos predispone a ser infieles, acto que conllevará un dolor en al menos una persona a la que se supone que queremos. (y alguna más, teniendo en cuenta que puede que tengamos hijos, familia, etc., que se sentirán dolidos, defraudados...).
Aquí dejo una parte del texto extraído de http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012/06/26/los-once-motivos-que-nos-conducen-a-la-infidelidad-100731. En él se muestran, según los autores, los 11 motivos principales por los que se cometen infidelidades:
"- La monogamia nunca ha sido aceptada. El sujeto nunca ha tenido la intención de ser monógamo. A pesar de haberse casado o haber aceptado un compromiso. Nunca ha querido tener sexo sólo con su pareja. El matrimonio, para él o ella, sería sólo un sacrificio hecho para mantener en el tiempo una relación que consideran satisfactoria. La monogamia para estas personas no es más que una molestia, algo a evitar, más que algo a mantener.
- Nuestra pareja no nos da lo suficiente. Se trata de una razón muy común para ser infiel. El sujeto encuentra que su pareja no le aporta el suficiente amor, el tiempo y la atención que considera adecuadas, y que sí reciben la familia del cónyuge, los niños o el trabajo. Muchas veces estas personas no son conscientes de sus necesidades emocionales, no lo hablan con su pareja y, finalmente, acaban siendo infieles.
- Creemos que el amor ha desaparecido. El sujeto infiel percibe erróneamente que el amor se ha acabado en la relación, porque ya no se da la intensidad sexual y romántica propia de los primeros pasos en una relación. La realidad es que, en las parejas sanas, a medida que pasa el tiempo el amor se transforma en mayor compromiso, intimidad y confianza.
- Existe un vacío emocional. Si la relación es insatisfactoria lo más normal es que, antes o después, uno de sus miembros acabe siendo infiel. Máxime si los problemas de la pareja hacen a una de las dos personas alejarse del resto de personas cercanas o amigos. El sexo y el romance se utilizan para llenar un vacío emocional.
- Sabemos que vamos a dejar a nuestra pareja, pero queremos tener a alguien en la recámara. Así de simple. Antes de enfrentar la realidad y decirle a nuestra pareja que para nosotros la relación ha terminado, buscamos a un suplente, para poder reemplazar a nuestro compañero en cuanto se haya tomado la decisión. Muchas veces esto se hace de manera inconsciente, pero se hace.
- Nos sentimos inseguros. La persona infiel se siente en inferioridad de condiciones respecto a su pareja: más viejo, más feo, con menos dinero… La infidelidad sirve para reafirmar su valor en el mercado amoroso, subir la autoestima al considerarse deseable. El problema es que las infidelidades causadas por este motivo no suelen ser meditadas, y el arrepentimiento está a la vuelta de la esquina.
- Nos aburrimos. Aunque la relación pueda ser en términos generales satisfactoria, en algún momento simplemente una de las partes se aburre y quiere probar algo especial. Encuentra un placer misterioso e intenso en una relación secreta.
- “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Esto suele ir unido a cualquiera de los otros motivos. Pensamos que mientras no nos pillen no estamos haciendo daño a nadie. El problema es que, tarde o temprano, te acaban pillando.
- Queremos tomar represalias. Algunas personas engañan sólo como venganza por un comportamiento de su pareja que consideran injusto. Quizás como sospecha de una infidelidad de la otra parte, antes de comunicar nada, preferimos ser nosotros también infieles.
- Tenemos un trauma no resuelto. Según numerosos estudios, las personas que han sufrido en la infancia algún tipo de trauma como un abandono emocional, maltrato físico o abuso sexual son más propensas a ser infieles respecto a sus parejas. Tal como explica Cañamares, la fidelidad también se educa: “Se es más infiel si se han visto determinados comportamientos en el entorno familiar. No sólo infidelidades de tus padres, sino también con el resto de familiares o amistades”.
- Tenemos expectativas irracionales de lo que nuestro cónyuge debe ofrecer. Estas personas esperan que sus parejas les concedan todo lo que piden, y cumplan todas sus necesidades. Cuando sus parejas, inevitablemente, fallan, sienten que la infidelidad está justificada. En estos casos, tal como cuenta Cañamares, la educación también juega un papel esencial: “Los niños mimados son más propensos a ser infieles, pues no han aprendido a sobreponer sus deseos”."
Sinceramente, creo que vivimos en los mundos de Yupi (revisad Youtube aquellas personas que no sepáis de dónde sale esta referencia): estamos tan condicionados por los medios de comunicación, nos tragamos tal cantidad de mierda, que pensamos que las relaciones de pareja tienen que ser siempre perfectas, el sexo siempre genial, los posibles niños extraordinarios... Debemos solucionar nuestros problemas siempre charlando de forma tranquila, con buena cara y acabando en la cama tras encontrar una solución que satisfaga a las dos partes por igual...Tarde o temprano todos nos damos cuenta de que esto no es así, de que las relaciones de pareja presentan problemas reales, y está en nosotros afrontarlos como mejor podamos o sepamos. No soy un defensor de 'aguantar lo que nos toque para siempre', pero sí defiendo la idea de luchar por aquello que queremos, y no salir corriendo al menor problema que se nos plantee.
lunes, 8 de septiembre de 2014
El síndrome del familiar en coma
Es curioso: desde el momento en que me confirmaste que te ibas a convertir en una segundona, me siento liberado. Tendría en teoría que ser al revés, pero saber que no quieres conceder ni la más mínima oportunidad a una reconciliación me ha tranquilizado al máximo.
Ya no tengo que esperarte, pensar en 'y si...', esconder mis emociones ni mis ideas. Tengo la libertad de poder hacer lo que me plazca a voluntad, sin tener que contar con tu decisión o pensando qué te parecería.
¿Sabes qué te digo? ¡Gracias, gracias y mil veces gracias! Me has quitado un peso de encima que llevaba tiempo lastrando. Ahora por fin voy a poder llevar una vida plenamente mía, y voy a poder tomar la decisión de incluir en ella a una persona que comparta mis ideales, mis valores, y mis gustos de una forma más sana.
Añado esta frase, porque creo que mi siguiente paso será perdonar lo que hiciste. ¿Cuánto tardaré? Lo menos que pueda, seguro; no quiero tener más tiempo esta carga encima de mí:
Hoy te digo adiós
Lo esperable tenía que acabar sucediendo. Por fin reconoces haber cumplido el camino que te marqué cuando te marchaste. Aquel día te comenté, paso a paso, todo lo que acabarías haciendo, y ayer por fin me diste la razón. No soy ningún 'pitoniso', pero sí soy bastante inteligente. Estaba claro que ibas a acabar intentando ser la cenicienta de un príncipe podrido.
Aún así, es tu decisión vivir el cuento como te plazca. No soy yo quien tiene que ponerle final, así que espero, por tu bien, que el narrador se apiade de ti, porque tiene más pinta de acabar en drama que en final de Disney.
Por mucho que él te haya dicho que se lo ha contado a su mujer, aún no lo tienes claro. No hay más que ver tus comentarios para darse cuenta que intentas cada vez autoafirmarte en esta decisión tomada a la fuerza (y no por propia decisión, como dices. Nadie toma una decisión por propia iniciativa cuando le pillan mintiendo y engañando descaradamente a su pareja). Te voy a dar un consejo gratis: No te fíes de él. Me apuesto un brazo a que no le ha dicho a su mujer lo que tú piensas que le ha dicho. Puede que me equivoque -no sería la primera vez-, pero también es verdad que el saldo de aciertos y errores está netamente a mi favor. Auguro un mal final en todo esto.
Yo por mi parte he decidido pasar página con respecto a este asunto. Aún me duele, claro, y supongo que la cosa llevará tiempo, pero me he cansado de estar todo el día con la misma cantinela. Ahora necesito centrarme en mí, en mi futuro inmediato, y es lo que pienso hacer.
Como segundo consejo: no conviene que me vengas a buscar por el momento (cosa que ya te he advertido anteriormente). Te llevarás una desagradable sorpresa; esa que tanto temes y que incluye la presencia de terceras personas. Te avisé de que no pensaba esperarte, y de que tengo la suficiente confianza y seguridad como para saber que no tengo por qué estar solo si no quiero.
De momento no tengo más interés que pasármelo bien con quien quiera pasarlo bien conmigo, en todos los aspectos posibles. Es algo que tengo que agradecerte, pues me has abierto un mundo de posibilidades que desconocía, y para el que por lo visto estoy bien valorado y colocado.
No me soluciona el problema que tengo cuando te recuerdo, pero me aporta cariño y confort, tranquilidad al dormir y algunas otras cosas que no me dabas. No sé si me ayuda a superar tu engaño, pero te aseguro que me ayuda a quitarle parte de la importancia.
¿Se cumplirá al 100% mi predicción? ¿Cuánto tardaré en verte rondando a mi alrededor? ¿Creerás de verdad que te habré esperado durante este tiempo?
miércoles, 3 de septiembre de 2014
El enamoramiento y el amor real
Esta mañana me he levantado un poco más consciente de mi ser. Todavía tengo esa sensación tan amarga por las mañanas por no tenerte a mi lado, pero al menos cuando pienso en esto empiezo a centrarme en otros aspectos que hasta la fecha no me habían resultado importantes.
Leyendo mucho (como siempre), he caído sobre la idea de intentar adivinar por qué se acabó tu amor por mí. Y me he dado cuenta de que quizás no he utilizado el término más correcto: debería haber utilizado la palabra enamoramiento en vez de la palabra amor.
Verás, según la Wikipedia, el enamoramiento se describe como sigue:
"El enamoramiento es un estado emocional surcado por la alegría,en el cual una persona se siente intensamente atraída por otra, que le da la satisfacción de alguien quien pueda comprender y compartir tantas cosas como trae consigo la vida. Desde el punto de vista bioquímico se trata de un proceso que se inicia en la corteza cerebral, pasa al sistema endocrino y se transforma en respuestas fisiológicas y cambios químicos ocasionados en elhipotálamo mediante la segregación de dopamina.
El enamoramiento se basa en los gestos y la comunicación emocional, motriz, sexual, intelectual e instintiva. Los gestos se basan físicamente también y se llevan a cabo al moverse, mirarse, acariciarse y hablarse.
Segun Yela (2002), a diferencia de la creencia generalizada de que el enamoramiento es un fenómeno impredecible y aleatorio, un número creciente de científicos sociales han construido diferentes modelos teóricos que describen y explican el enamoramiento. Las características principales del enamoramiento son sintomáticas, las cuales según la mayoría de los autores son:
- Intenso deseo de intimidad y unión física con el individuo (tocarlo, abrazarlo, besarlo e incluso relaciones sexuales).
- Intenso deseo de reciprocidad (que el individuo también se enamore del sujeto).
- Intenso temor al rechazo.
- Pensamientos frecuentes e incontrolados del individuo que interfieren en la actividad normal del sujeto puro.
- Pérdida de concentración.
- Fuerte activación fisiológica (nerviosismo, aceleración cardíaca, etc.) ante la presencia (real o imaginaria) del individuo.
- Hipersensibilidad ante los deseos y necesidades del otro.
- Atención centrada en el individuo.
- Idealización del individuo, percibiendo sólo características positivas, a juicio del sujeto."
¿Te suena todo esto? Seguro que sí. Es lo que seguramente estés sintiendo ahora mismo por ese otro hombre. Es lo que sentiste en su momento por mí, y lo que poco a poco se fue diluyendo. Porque el enamoramiento tiene fecha de caducidad. No dura para siempre, y se pierde con la convivencia con esa persona.
El tiempo da paso al amor real, consciente, "el que ya no te hace temblar, ni te produce taquicardia, pero te pone una chispa en los ojos cuando él te mira, te hace sentir bien a su lado y hace imposible el aburrimiento cuando estáis juntos." ¿Te suena este otro tipo de amor? Seguro que se parece a lo que afirmas sentir por mí.
Es raro darse cuenta de esto, ¿Verdad? Es raro entender cómo se puede dañar una relación estable, sensata, bonita y sencilla, por algo que en realidad no es lo que pensabas. ¿Qué pasará cuando te des cuenta de que ese hombre tampoco va a satisfacer todos estos sentimientos para siempre?
Sufro cada día pensando en la distancia que nos has obligado a tomar. Me da rabia sentir que te amo, que he intentado varias veces hablar contigo sobre este tema, que te he propuse acudir a un terapeuta de pareja, y descubrir que realmente nunca pude llegar al fondo de tu corazón, que simplemente fui otro capricho más en tu vida. Cada día fantaseo con la posibilidad de que al final vuelvas a mí, que me digas sinceramente que te has dado cuenta de que soy yo con quien quieres estar. Pero reconozco que tendría que trabajar mucho y tendrías que cambiar muchos aspectos de tu ser para pensar en recomenzar algo contigo.
martes, 2 de septiembre de 2014
No soy un calzonazos... (¿O sí?)
A veces me sorprendo pensando en dos realidades completamente diferentes como parte de una misma solución. Todo esto de conversar con amigos y terapeutas sobre lo divino y lo humano de las relaciones me deja siempre sumido en un mar de dudas que me resulta casi imposible de salvar.
Según el psicólogo, realmente demuestro una entereza digan de elogio por cómo estoy afrontando nuestra separación. Me llama el 'hombre chollo', porque según él me comporto de una forma tan racional y tan amable con todo esto que a todo el mundo le podría resultar fácil dejarme llegado el momento.
Hoy hemos llegado al acuerdo de llamar a las cosas por su nombre. Todavía estoy enamorado de ti. Pero (y aquí es donde demuestro la entereza de la que él me habla) no estoy esperando como un tonto a ver si decides en un futuro querer volver conmigo. Estoy tomando nuevos caminos poco a poco, saliendo con nuevas mujeres, rehaciendo mi vida a nivel personal y profesional.
Por otra parte, parece ser que mi forma de afrontar la ruptura, desde el punto de vista de haberme dejado golpear y no devolver el guantazo, demuestra una gran entereza en mí. No me sale hacer esas cosas; no tiene ningún sentido práctico, porque no me va a devolver la confianza en ti y la vida que teníamos (o que creía tener contigo), y sería provocartei un daño mayor del que tú sola te has hecho ya. Hay dos párrafos que he leído en un libro de Jorge Bucay que creo que vienen al pelo:
"...La pena que te causo es tan intensa que querrás negarme, y para eso intentarás esconderme detrás de tus personajes (...), detrás de tu sexualidad indiscriminada. Pero no importa lo que hagas, no importa a dónde vayas. Yo estaré allí, porque viajo contigo día y noche; sin descanso, sin límites (...). Soy EL SENTIMIENTO DE RECHAZO QUE SIENTES POR TI MISMO"
Otro pedazo de ese mismo libro dice otra gran verdad:
"El mentiroso no es alguien que teme al resultado del juicio de un otro, ni la condena en ese juicio. El mentiroso YA SE JUZGÓ Y SE CONDENÓ (...) Cuando la mentira es para evadir una responsabilidad, es el equivalente de un síntoma. ¿Cuántas veces hemos visto juntos que, en última instancia, la neurosis no es más que una forma de no ser adultos? ¿De escapar a la responsabilidad que implica crecer?"
Una de las cosas que más me chocan es que tras unos pocos días en los que yo he decidido por fin cortar mi comunicación contigo, has decidido dar el paso de hablarme. No sólo hablarme: contarme tus pensamientos, ofrecerme cosas como una especie de obsequio o algo así, etc. Tengo claro que sólo lo haces por intentar acallar tu culpa y tu vergüenza, y te he dado largas hasta donde he podido, pero al final he abierto un poco la mano y te he deseado una buena estancia durante el tiempo que estés lejos en ese viaje que tienes que hacer.
Eso sí, ahora empieza la toma de decisiones por mi parte: dónde y cómo voy a vivir, qué quiero hacer con mi tiempo y mi vida a partir de ahora, qué amigos quiero recuperar... Lógicamente todo esto mezclado con mis miedos y dudas, con los bajones típicos de esta fase de duelo. Me gustaría que tú sola te dieras cuenta de que es muy pronto para intentar entablar una relación de amistad, y de que necesito estar alejado de ti por un tiempo. Necesito desatarme, vivir nuevas experiencias sin tenerte a mi lado, darme cuenta de si mi vida es mejor contigo o sin ti, y necesito tiempo para valorarlo sin tener que estar pendiente de hablar lo justo contigo, y que no te haga daño.
Por favor, si piensas que podrías ser tú la persona sobre la que escribo, hazme un favor: no me llames, no me escribas. Deja pasar unos meses, soluciona tu conflicto emocional con ese otro, decide si quieres o no estar conmigo de una forma sensata (estar conmigo implica nivel emocional y nivel físico. Lo uno sin lo otro no me vale), y cuando lo tengas claro llámame, pídeme tomar un café y soluciónalo como hacen los adultos. Cualquier otra forma me demostrará que estoy mejor sin ti.
lunes, 1 de septiembre de 2014
¿Por qué lloro?
Hoy estoy fatal a nivel de control de mis emociones. Estoy al borde del llanto. Me consumo a mí mismo, lo tengo claro. Soy incapaz de entenderme en estos momentos. Igual me encuentro fenomenal un día, como me despierto al siguiente agobiado, enfadado, disgustado, nervioso e incluso colérico.
El sueño, ese momento incontrolable, desata en mí dolores profundos. Eres recurrente, sueño más ahora contigo que cuando estabas a mi lado; y me consumen el dolor, la ira, los celos, la rabia y la frustración. No consigo dejar ir toda esta amalgama de sensaciones, y me llevan los demonios.
A veces creo que debería dejar salir todo esto que llevo dentro, dejar explotar a mis sentimientos y que sea lo que dios quiera. Patalear, llorar desconsolado, golpear a todo lo que me rodee sin sentido, destrozar los objetos... Pero dudo que eso me vaya a solucionar nada.
Estoy bloqueado, confuso. No consigo definir una dirección en mi vida. No sé qué quiero hacer con ella. Todo me da miedo: vivir solo de nuevo, tener aventuras, pasar tiempo en familia, viajar... No sé si quiero vivir en la ciudad o en el campo, me disgustan mucho algunas compañías... Vamos, que estoy hecho un lío.
Me cuesta comprar ropa (todo parece que me quede mal), ir al cine, pasear por la zona en que vivíamos, recordar otros tiempos en otros lugares... Siento que los pasos que estoy dando se deben más a la obligación que a la intencionalidad, que mi vida se autodirige.
Es ahora cuando me doy cuenta del daño que me has hecho. Me enamoraste durante tanto tiempo, y el dolor que siento ahora es tan profundo que no consigo llegar a las raíces para extirparlo. Lo corto, una y mil veces, pero vuelve a crecer. Me obligo a no pensar, a centrarme en otras cosas, pero el recuerdo de tu pelo, tu presencia, tu olor, tus caricias, tus palabras me atormentan.
Quiero dejarte ir, para permitirme vivir. Pero a la vez espero que en un futuro te des cuenta de lo que perdimos y quieras recuperarlo. Y no es forma de hacerlo, y no creo que el tiempo vaya a arreglar nada. Me da muchísimo miedo decidirme a dejarte ir sin la esperanza de tu retorno. Me da miedo que no te des cuenta jamás de lo que escribo aquí, que no me quieras más. Sufro por la idea de verte sin tenerte, y me está matando.
Tomaste una decisión, decidiste irte con otro en vez de luchar por nosotros, y me hiciste daño. Y yo tengo miedo de tomar las mías, y acabar haciéndonos daño a los dos. Sólo pido que, cuando no me quede más remedio, mis decisiones no te alejen para siempre de mí. No me gustaría dejar de verte, de hablar contigo durante el resto de mi vida.
El sueño, ese momento incontrolable, desata en mí dolores profundos. Eres recurrente, sueño más ahora contigo que cuando estabas a mi lado; y me consumen el dolor, la ira, los celos, la rabia y la frustración. No consigo dejar ir toda esta amalgama de sensaciones, y me llevan los demonios.
A veces creo que debería dejar salir todo esto que llevo dentro, dejar explotar a mis sentimientos y que sea lo que dios quiera. Patalear, llorar desconsolado, golpear a todo lo que me rodee sin sentido, destrozar los objetos... Pero dudo que eso me vaya a solucionar nada.
Estoy bloqueado, confuso. No consigo definir una dirección en mi vida. No sé qué quiero hacer con ella. Todo me da miedo: vivir solo de nuevo, tener aventuras, pasar tiempo en familia, viajar... No sé si quiero vivir en la ciudad o en el campo, me disgustan mucho algunas compañías... Vamos, que estoy hecho un lío.
Me cuesta comprar ropa (todo parece que me quede mal), ir al cine, pasear por la zona en que vivíamos, recordar otros tiempos en otros lugares... Siento que los pasos que estoy dando se deben más a la obligación que a la intencionalidad, que mi vida se autodirige.
Es ahora cuando me doy cuenta del daño que me has hecho. Me enamoraste durante tanto tiempo, y el dolor que siento ahora es tan profundo que no consigo llegar a las raíces para extirparlo. Lo corto, una y mil veces, pero vuelve a crecer. Me obligo a no pensar, a centrarme en otras cosas, pero el recuerdo de tu pelo, tu presencia, tu olor, tus caricias, tus palabras me atormentan.
Quiero dejarte ir, para permitirme vivir. Pero a la vez espero que en un futuro te des cuenta de lo que perdimos y quieras recuperarlo. Y no es forma de hacerlo, y no creo que el tiempo vaya a arreglar nada. Me da muchísimo miedo decidirme a dejarte ir sin la esperanza de tu retorno. Me da miedo que no te des cuenta jamás de lo que escribo aquí, que no me quieras más. Sufro por la idea de verte sin tenerte, y me está matando.
Tomaste una decisión, decidiste irte con otro en vez de luchar por nosotros, y me hiciste daño. Y yo tengo miedo de tomar las mías, y acabar haciéndonos daño a los dos. Sólo pido que, cuando no me quede más remedio, mis decisiones no te alejen para siempre de mí. No me gustaría dejar de verte, de hablar contigo durante el resto de mi vida.
Ideas y dudas en mi cabeza
Me cuesta dejar de hablar sobre este tema. Casi lo he convertido en deporte: no hay día en el que saque al menos un rato para machacarme pensando en todo esto.
Obviamente, este blog es una especie de tratamiento terapéutico para intentar sacar toda la mierda que tengo contenida en mi interior. Pero aún así me doy cuenta de que lo hago de una forma controlada, que no puedo escribir las cosas que realmente me gustaría escribir. Las ideas que realmente tengo en mi cabeza, y tal cual las pienso.
Llevaba años sin recordar ningún sueño. Sin embargo, ahora soy capaz de recordar vívidamente al menos tres de ellos (el último es de esta misma noche). Si bien no quiero exponerlos aquí, te diré que mezclan odio, rabia, violencia y rencor hacia él -y seguramente hacia ti-, celos, y sentimiento de asco. El último es bastante corto en duración, así como guarro y macabro. Mi cabeza me machaca en el único momento que no puedo controlar, y se me hace duro y pesado despertarme así por las mañanas.
A través de los días, de las personas, y del tiempo pasado pensando en todo, me he dado cuenta del daño que hacen constantemente los medios de comunicación. En el caso de las relaciones de pareja, nos las pintan desde un punto de vista ideal la mayoría de las veces, donde no existen los conflictos, las etapas de bajón, la falta de interés sexual en determinados momentos, y otras muchas cosas presentes en muchísimas relaciones del mundo real, y que aparecen cada vez con más frecuencia con el paso de los años. Es más: los medios nos pintan muchas veces la infidelidad como algo divertido, común y sano, donde la persona infiel se sale con la suya tomando una decisión que mejora su vida, y donde la persona engañada queda minimizada en un segundo plano, como si no sufriera.
Lo raro de todo esto es que no conozco ningún caso que sea realmente así en la vida real. Todas y cada una de las personas que me han reconocido haber sido víctimas o causantes de un engaño tienen en común el sufrimiento y la pena sufridas tanto en ese momento como en meses e incluso años posteriores. Es por ello que me doy cuenta de que existe un desfase entre lo que se nos vende (y que por lo visto compramos muchísimas veces) y lo que en realidad es.
Nos hemos vuelto impacientes, egoístas, tolerantes en aspectos equivocados, y 'pasotas emocionales'. No toleramos pasar malas épocas, y no somos capaces de luchar por lo que tenemos y queremos. En tu caso, casi todo esto es cierto, y se refleja en tus actos; tanto los pasados como los actuales.
He decidido asumir la idea de que seguramente hayas vuelto a verle, de que estés siendo el segundo plato de alguien que seguramente no merecería tener siquiera un plato principal. Me duele, claro; de igual manera que me dolería advertir a un niño de que el fuego quema y duele, y que aún así acabase metiendo una mano en la hoguera. Pero es cierto que muchas veces, y para muchas personas, es la única forma de conseguir que aprendan. Créeme, deseo con todas mis fuerzas que no esté ocurriendo realmente, pero mi cabeza (que no mi corazón) tiene bastante claro que, si no ahora, acabará pasando en unos meses.
Por mi parte, vivo cada día con la lucha por mantener la decisión que tomé hace varios días de distanciarme de ti. El motivo es doble: por una parte, no quiero saber nada acerca de tu vida personal por temor a enterarme de lo anteriormente expuesto, pues me cabrearía y dolería infinitamente; y por otra parte, creo que es la mejor forma de conseguir que te des cuenta de lo que realmente perderás si sigues por ese camino (para poder ver la luz tiene que existir oscuridad). Todas las mañanas me planteo si realmente estaré haciendo bien, si será la mejor forma de ayudarnos a los dos, y todas las mañanas llegó a la conclusión de que realmente es lo mejor, de que no existe ahora mismo otra manera. Ojalá todo este periodo pase rápido, nuestras vidas vuelvan a la normalidad, y podamos regirnos en el día a día sin tener de fondo la misma cantinela.
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