sábado, 13 de diciembre de 2014
¿Por qué me sigues haciendo daño?
Ayer me escribiste. Utilizaste el whatsapp, tan de moda hoy en día. Dos simples frases, breves y concisas, en las que aludías a la necesidad de que fuera tu amigo, y a lo mal que lo estás pasando.
No consigo entenderte, sinceramente. No consigo entender que no veas lo cruel, insensible y egoísta que es esa frase. No han pasado ni seis meses desde que me partiste el corazón por la mitad, de una forma tan asquerosa; y ha pasado aún menos tiempo desde que me engañaste con ese impresentable, que ahora se está mostrando como realmente es. Te advertí que no quería ni pensaba ser tu paño de lágrimas, y aún así te lo has pasado todo por la entrepierna.
No, no voy a ser tu amigo. No puedo serlo, y tampoco quiero. Y mucho menos teniendo en cuenta que sigues viéndote con él a pesar de todo, lo cual demuestra a mi parecer que no te arrepientes de nada de lo que hiciste. Estás descolocada, te hacen el vacío en su familia y te alejaste voluntariamente de todo y de todos los que te querían. Pero fue una decisión que quisiste tomar voluntariamente (aún a pesar de mi insistencia en hacerte ver lo que consideraba un error, y aún a pesar de algunas frases bastante crueles por tu parte).
No soy un insensible. Me ha entristecido profundamente recibir el mensaje, y estoy pensando cómo contestarte de la forma que te duela menos. No sé si quedar contigo y hablar (aunque creo que sería un error, y que nos haría mucho daño a los dos); si responderte que, lamentándolo mucho, no creo que sea una buena idea ser amigos por el momento; o si responderte alguna de las muchas respuestas dolorosas y groseras que se me han ocurrido (obviamente la opción más improbable). Sinceramente me has vuelto a abrir la herida, y lo estoy pasando ahora mismo muy mal.
Lo que más me duele es incluir a otra persona, de la cual desconoces todavía su existencia, en esta operación. Tras meditarlo profundamente, decidí contarle lo que me habías escrito, porque no quiero que haya ningún secreto entre nosotros. No creo que le haya gustado, pero me ha apoyado desde el primer momento en la toma de una decisión al respecto de qué hacer contigo.
Solo puedo decirte que lo siento. Lo siento por ti, por tu error y por lo que te toca pagar ahora. Lo siento por el dolor que tú misma me has causado y me causas aún, y por lo que te va a tocar sufrir a ti. Lo siento pese a que te avisé. Pero ahora ya es tarde para remediarlo.
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