martes, 25 de noviembre de 2014

Llegas tarde


Ya ha ocurrido.

Sabía que pasaría. Sabía que me escribirías, y que intentarías acercarte de nuevo a mí. Te lo advertí en su momento, pero no me quisiste creer ni escuchar. Sabía que te darías cuenta de que habías metido la pata tarde o temprano, pero no sabía cómo iba a reaccionar yo.

Lo siento, pero ya es muy tarde. No quiero caer en los errores del pasado. No quiero volver a saber de ti de momento, porque todavía tengo algo de dolor cuando recuerdo lo que hiciste. No me da la gana quedar contigo para que te sientas mejor contigo misma, o para que me vengas ahora contando el error que cometiste, y que me echas de menos o algo así.

Te advertí que te apartaría de mí, que conseguirías lo que en el fondo buscabas: librarte de mí, de una relación de 9 años, para irte con un tonto que no tenía nada más que ofrecerte que sexo y promesas vacías, sin nada serio. Te dije que las cosas son como son, y que cada uno toma sus propias decisiones motivado por el momento, las circunstancias y su propio bienestar. Me cansé de vivir pensando en tu bienestar, y decidí empezar a vivir mi vida por mi propio bien.

No lo sabes todavía, pero mi corazón y mi cabeza ya no te pertenecen. Es algo que también te advertí que podría pasar, y de hecho es lo que ha pasado. No sé a dónde me llevará este nuevo camino, porque no se vislumbra nada más allá del día a día; pero me apetece caminar por él, disfrutar de este momento junto con esa nueva persona.

Te prometí algo en su momento, y pienso cumplirlo: si me preguntas, te contaré quién, cómo, cuándo... Pero ten por seguro que no te va a gustar saberlo. Hay algunas cosas que, cuando las conozcas, te van a hacer daño. Avisada estás.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Escribir porque me apetece

Estoy cambiando, lo noto. Cada vez hablo y pienso menos en ti, y estoy centrado en mi día a día: mis problemas cotidianos, mis viajes, mis amigos, mi casa...en definitiva, mi vida.

Todavía duermo mal. No consigo dormir más de 5 horas del tirón, y me cuesta volver a conciliar el sueño después de despertarme. Por lo menos ahora no parece que la causa sea el soñar contigo. Cada vez te tengo menos presente, y las pocas veces que hablo sobre ti lo hago con una sensación de distancia, de lejanía. Todavía te tengo cariño, por supuesto, y me molestaría saber que te encuentras mal o que te ha pasado algo grave; pero ya no tengo la sensación de que saldría corriendo a tu lado si me lo pidieras sin pensarlo siquiera.

Esta 'nueva vida' que estoy viviendo ahora me está dando la posibilidad de explorarme, de pensar más en mí, de aprender cosas nuevas sobre mí mismo. Estoy construyendo una imagen de mí mismo que me hace sentir más cómodo, sin ataduras ni presiones emocionales. Me dedico a vivir, a disfrutar cada momento que me hace feliz (y que cada vez son más). Hago cosas que había dejado de hacer, disfruto de mis amigos de toda la vida y de los nuevos que voy haciendo por el camino, ya no le tengo tanto miedo a la sensación de soledad, y aprovecho esta sensación de libertad.

También disfruto de mi soltería en el plano sentimental. Son varias las mujeres que muestran su interés por mí (de forma contrastable y reconocida), y me hace sentirme valorado como hombre en el plano sentimental. Mantengo muchas charlas, tengo citas, y me sorprendo y divierto con todas ellas de una forma sana, sin presiones. En el fondo siempre tuve claro que era un hombre valorado en este aspecto, pero nunca tuve la posibilidad de comprobarlo y contrastarlo. Ahora puedo comprobar que no me engañaba, que es una realidad, que hay más vida después de ti.

Se acerca el invierno, y con él las vacaciones de y fiestas de Navidad. Supongo que van a ser unos días duros para ambos, sin tenernos al lado como en los últimos años. No sé qué me deparará a nivel sentimental, aunque intuyo algún pequeño bajón emocional. Creo que es una de las etapas finales que ambos debemos pasar, y espero hacerlo de las forma más correcta y estoica posible.

Por otra parte, mi vida afectiva me ha llevado a una situación rara: hay dos mujeres, completamente diferentes la una de la otra, y completamente diferentes de ti también. Una de ellas dulce, educada, simpática, divertida y cariñosa, y en quien reparé momentáneamente cuando salía contigo; trabaja en tu empresa, y os he visto juntas alguna vez, aunque eso a ella parece no importarle en absoluto. La otra es más salvaje, más directa, y me revuelve mis ideas cada vez que hablamos. Diría que nunca he tenido relación con alguien de este estilo. Tiene una forma de pensar y vivir la vida completamente diferente a como la vivo yo, pero me atrae muchísimo cada vez que estamos juntos.

Ahora necesito aclararme en este sentido. No me atrae la idea de tener dudas en este sentido. Necesito percibir quién es realmente la persona con la que quiero estar, sin tenerme que plantear después si no me habré equivocado en la decisión. Tampoco tengo prisa en este sentido, y prefiero arriesgarme a perder la oportunidad con alguna de ellas a meter la pata.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Una vez más


¡Vaya fin de semana más asqueroso llevo! De esos en los que me da la sensación de haber metido la pata muchas veces en poco rato con varias personas, y de haberlas agobiado con toda la mierda que tengo en la cabeza.

No sé por qué, pero estoy de bajón. Nuevamente has vuelto a mi vida, aunque esta vez sin tú saberlo siquiera. Un comentario inesperado de alguien ha bastado para remover de nuevo todo el trabajo que estoy haciendo conmigo mismo al respecto de la ruptura. Y me jode horrores que, por el simple hecho de escuchar tu nombre, pase tan malos ratos comiéndome la cabeza. Es cierto que este fin de semana no entrará dentro de la historia de los mejores días de mi vida: mucho tiempo en soledad (no sé por qué odio tanto esto, la verdad), planes repetitivos, y errores de bulto que he cometido aún sabiendo que, de hacer lo que he hecho en algunos casos, iba directo hacia ellos.

Creo que busco desesperadamente una sustituta. Alguien que me dé lo que obtenía de ti, fuera bueno o malo.Soy consciente de que es un error, de que en mi estado actual no ayuda nada el pensar constantemente en mujeres, en si ligo o dejo de ligar (la realidad es que sí ligo, pero intento después correr demasiado y las asusto). Pero es como si me fuera la vida el encontrar una pareja estable, para encontrarme igualado a ti. En vez de sentirme bien conmigo mismo por todo el trabajo anímico, en vez de felicitarme por cómo lo estoy llevando, por darme distancia de ti, por conseguir hacer nuevos amigos... me estoy poniendo en una situación de inferioridad OTRA VEZ, me veo como un imbécil al que han cambiado por otra persona sin ningún tipo de problema. Me estoy desviando del camino correcto, lo sé, y esto no puede llevar a nada bueno.

Necesito recuperar el rumbo, sentirme bien conmigo mismo, darle sentido a mi vida, aprender a vivir el día a día y los momentos que ésta me ofrece. Pero el dolor de tu distancia es sencillamente muy fuerte y atrayente; es seguramente como el mono de cualquier adicto. Lo peor es que no entiendo por qué, precisamente ahora, y cuando menos me lo esperaba, ha llegado este bajón tan grande. Tener que volver a luchar por salir a flote es una carga muy pesada. Esperamos que sea la última vez que tenga que enfrentarme a esto.

Hay varias personas además que me han ofrecido, sin saber qué ha visto en mí, un apoyo enorme en este momento de mi vida. Y ahora tienen un bajón en las suyas. Me gustaría poderles devolver todo ese cariño que me han dado, pero no sé cómo. Me cuesta saber qué decir o hacer, sobre todo porque no acabo de conocerlas lo suficiente. Creo que intentaré poner una marcha menos a ver qué pasa, porque no me gustaría asustarlas presionándolas sin querer.

domingo, 2 de noviembre de 2014

¿Qué siento?


Creo que este es con diferencia el blog al que más tiempo he dedicado. Es más, intento olvidarme de él y seguir con mi vida, pero cada cierto tiempo tengo la necesidad de volver aquí y darle vueltas al tema una vez más.

No consigo quitarme de encima tu presencia. De forma consciente no estás presente en mi vida; mi día a día te omite casi sin esfuerzo, salvo cuando chocamos de frente por uno u otro motivo. Pero las noches me están machacando vivo: una y otra vez te vuelves recurrente (esta noche pasada también, sí), apareces en las situaciones más dispares, y despierto triste.

Es increíble el poder del apego, y lo que ello supone. Supongo que la tristeza tiene que ver con mi nueva situación de soledad, de lejanía de la estabilidad de la pareja, y otra serie de cuestiones que no consigo localizar. Ahora mismo me siento muy triste al pensar que ya nunca nada de lo que haga va a volver a ser igual, que no voy a volver a pensar en ti cuando organice planes, viajes y demás.

Desgraciadamente, no consigo recuperar mi felicidad. Es más, intento pensar la última vez en la que me he sentido pleno y feliz, y sólo recuerdo momentos a tu lado. Por supuesto, todo lo que llevo pasado en los últimos meses tampoco me ayuda, aunque espero que sea una cuestión meramente temporal. Pero me gustaría tener algo de suerte para variar esta dinámica.

Por otra parte, pensando fríamente en cómo me estoy moviendo, sé que tengo motivos para sentirme orgulloso de mí mismo: mi capacidad para resistir todo lo que se me ha venido encima de golpe, la forma en la que estoy recuperando viejas amistades y construyendo otras nuevas con la edad que tengo, mi nuevo hábito de proponer planes sin esperar a que alguien lo haga por mí, las increíbles muestras de cariño por parte de mis amigos y de otras personas de las que en principio no hubiera esperado esto... Pero esto es una balanza; y, en el otro lado, todavía pongo cosas que no me acaban de gustar: mi cuerpo, mi inmovilismo, mi capacidad para ningunear mis propios méritos, mis miedos internos... Y sigo dándole más valor a éstos frente a los otros. Tan triste como cierto.

Sí hay una cosa buena desde que pasó todo esto: he descubierto que tengo 'cierto tirón' femenino. No es que sea lo más importante para mí, pero en cierto modo me ayuda sentirme atractivo y deseado. Supongo que en parte tiene que ver con mi actitud actual de desinhibición, y mi estado de constante coqueteo. Pero me resulta curioso darme cuenta de que, si bien seguramente ninguna mujer representa ahora mismo algo de la misma importancia que tú has supuesto para mí durante estos años, existe una cierta cantidad de mujeres que ven en mí lo que tú dejaste de ver; y que valoran por encima de todo lo que yo ofrezco frente a las luces de colores y fuegos artificiales de 'Mr. Satriani'.

Tengo que parar ya. Hoy trabajo, y tengo que ponerme manos a la obra dentro de un rato. Pero me gustaría dejar una reflexión sobre todo esto: leí una frase hace unos días que me gustó mucho, y que decía así algo como 'ella se enamoró de sus flores y no de sus raíces, pero cuando llegó el otoño no supo que hacer'. Quizás no vuelva a encontrar a alguien como tú o quizás sí, pero tengo claro que me voy a fijar mucho más a partir de ahora en el interior de una mujer. Ojalá tú acabes haciendo lo mismo y no te dejes deslumbrar nunca más por los brillos en los espejos.