No es normal que me lleven los pensamientos de nuevo hacia ti. No es normal ni es sano a estas alturas.
Odio todo lo que supone recordarte, recordar lo mucho que te he querido y cómo me trataste. Odio tener esta sensación de malestar y rencor hacia una persona con la que estuve conviviendo nueve años y que tan profundamente llegué a amar. Pero bien es cierto que te has empeñado en no dejarme pasar el duelo tranquilamente.
No puedes porque te come por dentro la culpa, te molestan esos sentimientos naturales. No eres capaz de dejarme tranquilo, necesitas que te perdone y que te trate como si no hubiera pasado nada. Y yo no estoy preparado para perdonarte, y de momento tampoco quiero.
No quiero perdonarte de momento porque de esa forma volverías a las andadas, al todo vale, al 'hago lo que me da la gana y los demás que arreen'. Quiero que te des cuenta de que cada acción tiene sus consecuencias, de que no puedes pasarte a todos por donde te dé la gana y que ellos te rían la gracia.
El sábado apareciste en un bar donde sabías perfectamente que nos ibas a encontrar a mi pareja y a mí, entre otras cosas porque yo había quedado con una de nuestras amigas en común con la que tú te ibas a ver antes. No pintabas nada allí a esas horas, y eres perfectamente consciente de ello. Pero apareciste como queriendo dar la sensación de que todo estaba bien, que sabías lo mío con ella: saludaste como si no ocurriera nada, charlaste 3 minutos con nosotros, y te apartaste ipso facto de nosotros para hablar con parte del grupo de personas que estábamos allí.
Baste decir que desapareciste a los 20 minutos, cuando te diste cuenta de que no era normal. Y es ya la segunda vez que intentas hacer algo parecido y desapareces con el rabo entre las piernas. Todavía no sé qué intentas hacer, pero si lo que buscas es acercarte a mí lo estás haciendo fatal.
Además, al día siguiente fui yo el que decidió no verte. Sabía que irías al cumpleaños de una amiga, y tal y como actúas tenía mis dudas acerca de si aparecerías con 'Mr. guitar hero'. No estoy preparado para echármelo a la cara, y por no tener un momento delicado y enrarecer el ambiente decidí no ir.
Te aviso: supongo que ya te has caído del guindo, se te ha ido el enamoramiento que sufrías por esa joya de chico y te has dado cuenta de lo mucho que has perdido con el cambio. NO ES MI PROBLEMA, y no me puedes exigir u obligar a quererte de nuevo. Mis ritmos no son los que a ti te gustarían y me está llevando tiempo, como puedes ver. Nunca he desechado la idea de perdonarte, pero de momento no lo he hecho.
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