lunes, 4 de julio de 2016

Las redes sociales

Llevaba sin escribir desde febrero. Diría que ni me había vuelto a acordar de este blog, y pocas veces durante este periodo he llegado a mencionarte en mis conversaciones.

He tenido cinco meses normales, con mis altibajos (como los que tiene todo el mundo). He vivido varias situaciones interesantes en mi vida, Quizás el más interesante sea que mi pareja y yo nos hemos mudado a un nuevo piso; más grande, más céntrico y escogido por los dos. Remarco este último punto porque creo que es la primera vez en mi vida que he podido escoger algo libremente (sin presiones motivadas por las prisas o los condicionantes externos, tales como el dinero o el trabajo).

También me han operado, aunque es una cuestión menor. Lo mejor ha sido comprobar cómo ella ha estado todo este tiempo a mi lado, sin ningún tipo de duda,  malas caras o problemas.Ha sido incluso demasiado generosa, paciente y cariñosa. Un auténtico ángel.

Además estoy en trámites de cambiar de profesión, algo que llevaba tiempo rumiando. No era feliz con mi trabajo, pero he tardado muchísimo tiempo en darme cuenta. Ahora he iniciado una carrera apasionante en un campo que se dedica a ayudar a los demás. Me gusta mucho, me siento feliz cada vez que alguien recurre a mí, y espero en un plazo breve de tiempo expandirme lo suficiente como para poder vivir en exclusiva de ello. De momento, paso a paso.

¿Por qué te escribo hoy? Simplemente porque he visto una foto tuya en las redes sociales, en un momento de tu nueva vida. No sonreías, estabas sola (rodeada de gente, pero sola), y tenías la misma mirada de siempre: perdida, ausente.

Supongo que habrá coincidido (las casualidades ocurren), pero me ha dado por mirar las imágenes que tengo de estos últimos dos años. He podido comprobar cómo mi gesto en ellas ha cambiado notablemente: he pasado de sonreír obligado por las circunstancias, a realmente disfrutar de aparecer en ellas. No he conseguido ver ninguna en la que aparezca posando serio ni ausente. Gracias a tu foto me he dado cuenta de cómo disfruto ahora de lo que tengo y de quién soy. Gracias...





lunes, 1 de febrero de 2016

Lo bajo que pude caer

Es curioso, pero me he vuelto a acordar de este blog por medio de una lectura que acabo de hacer del caso de una chica, que fue abandonada por su novio cuando éste pasó a liarse con otra chica más joven. El caso es que me doy cuenta, gracias a ella, de que hice bastante el gilipollas durante los 9 años que intenté llevar una relación contigo de igual a igual. He hecho cosas que nunca pensé que llegaría a hacer:

1.- Me dejé arrastrar por tus cambios de humor. Si tenías un día malo, lo acababa teniendo yo también. Bastaba verte la cara después del trabajo, o en un día en que tuvieras la regla, para saber que ese día no podríamos tener la fiesta en paz en casa.

2.- Dejé de ver a parte de mis amigos, con los que no tenías 'feeling'. Lo más grave es que, cuando te marchaste, ellos siguieron estando ahí cuando les necesité. Jamás podré agradecérselo lo suficiente.

3.- Cuando terminamos, llegué a pensar que era culpa mía, que no era suficientemente bueno para ti. Vaya sorpresa me llevé cuando descubrí al poco tiempo que habías ido 'marcando terreno' durante mucho (mucho, mucho) tiempo a mi alrededor, y que muchas chicas tenían hasta miedo de hablar conmigo por tu culpa.

4.- Tuve cambios de imagen motivados por tu incesante perorata de que 'con el pelo de otra forma estarías mejor', 'deberías adelgazar un poco'...

5.- Llegué a sentirme mal cada vez que te proponía tener relaciones, porque tú las rechazabas demasiado de continuo. Raro era que mantuviéramos más de 3 encuentros al mes. No era mi problema, y ahora veo que eras tú la que tenía un problema que nunca me quiso comentar.

6.- Pasé demasiado tiempo resolviendo tus problemas. Creo que es evidente este punto, ya que estuviste casi año y medio desde que nos separamos tocándome las narices cada cierto tiempo con idioteces que bien podrías haber arreglado tú sola, y que recibieron constantes negativas por mi parte.

Ahora me siento liberado, tranquilo y feliz. He redescubierto la vida, encontrado nuevas metas e ilusiones,  tengo a mi lado a una pareja que me da lo mismo que yo le ofrezco, y vuelvo a ser dueño de mí mismo. Te diría que en cierto modo lo siento por ti, porque sé que ahora mismo estás pasando una mala situación, pero me temo que poco te va a importar a estas alturas...