martes, 18 de agosto de 2015

Tu recuerdo



Hoy estoy haciendo un gran esfuerzo por escribir aquí.

Es muy tarde y debería acostarme, ya que mañana tengo que trabajar. Curioso, ¿No? Es curioso que en este mismo momento sea yo el que tiene un trabajo fijo, y bien remunerado, con un cargo de responsabilidad acorde a mi valía, y tú te encuentres en la calle. Bien es cierto que no ha sido culpa tuya (nadie tiene culpa cuando se va a la calle por motivos económicos, y menos en los tiempos que corren); eres una buena trabajadora, o al menos eso he pensado siempre.

Es curioso que, además, sigas escribiéndome con excusas completamente infantiles. Se te nota la necesidad de hablar conmigo, de saber de mí. No sé si se trata de la culpa, de la sensación de lejanía, o de que simplemente me estoy dedicando a vivir mi vida, ignorando por completo la tuya. De hecho, estas líneas que estoy escribiendo ahora mismo se deben a la necesidad que tengo de recordar este momento, esta sensación de completa distancia hacia ti, de la libertad y felicidad que siento con lo que me rodea en la vida ahora.

Tu nombre ha salido hoy en una conversación de bar, con mis amigos. Sin pretenderlo siquiera, alguien ha hecho alusión a tu persona, y hemos vuelto a comentar lo que pasó cuando empecé a escribir este blog. Me he sorprendido a mí mismo al escucharme hablando de la forma más natural sobre ello, sin darle más importancia. Me he sentido liberado, distanciado de la carga que sentí durante mucho tiempo; demasiado tiempo, diría yo.

En cierto modo me pica la curiosidad por saber qué tal os esta funcionando la cosa al 'coletas' y a ti. Es una curiosidad en cierto modo malsana, porque en mi interior casi desearía tener razón en todo lo que te advertí sobre él. Pero la verdad es que espero que todo lo que hemos pasado te haya cambiado en algo la forma de ver y vivir la vida, y que ahora pienses un poco más en todo y todos los que te rodean.No te deseo ningún mal en tu futuro, sinceramente. No ganaría nada con ello, ni me haría más feliz.

No me creo las chorradas del Karma, ni pienso que el tiempo ponga a cada uno en su sitio. No necesito ser tan iluso, y me he dado cuenta que pensar en estas cosas es un síntoma inequívoco de que quien realmente lo piensa normalmente suele ser incapaz de tomar las riendas de su vida y enfocarla en ser feliz con lo que tiene. Sólo espero que, al final de tus días, cuando repases tu vida, recuerdes con mucho cariño a una persona que te quiso con locura durante 9 años. También espero poder hacerlo yo contigo.