miércoles, 24 de junio de 2015

La insistencia y la culpa (o el síndrome del perro del hortelano)

Pensé que no volvería a escribir aquí. Sinceramente creo que cada vez estamos más lejos el uno de la otra, y no puedo decir  a estas alturas que me importe lo más mínimo.

Lo siento, porque nunca podré decir aquello de 'ya no te quiero'. La realidad es que sí lo hago, pero no puedo olvidar todo lo que hiciste; ni puedo ni me da la gana. Engañarme, pillarte, pedirme tiempo, acostarte con otro y mantenerme a la espera, engañar a su mujer... Supongo que sabes que es bastante más que suficiente como para que no te vuelva a dirigir ni siquiera una mirada.

He dicho que te quiero, y es cierto. Pero también es cierto que no te quiero de la misma forma que te quise cuando éramos pareja. Hoy te miro a los ojos en las contadas ocasiones que te veo y siento distancia, frío y malestar. Tú intentas disfrazarlo todo bajo el paraguas del pasado, pero los dos sabemos que no ha pasado tiempo suficiente, y que es posible que nunca pase.

Nos hemos visto dos veces durante la última semana. La primera vez con tu actual pareja, que entendió muy bien que no debía acercarse a mí (y espero que siga así durante el resto de su vida). Tú revoloteaste a mi alrededor para que me diera cuenta de que estabas allí, y te acercaste, tan normal, como si yo tuviera que dar carpetazo a la situación e invitarte a unas cañas para celebrarlo. Nada más lejos de la realidad: no acepto (y creo que me va a costar) este asunto, porque entre otras cuestiones sigo creyendo que a no mucho tardar te vas a encontrar una sorpresa muy desagradable con él (deberías preguntarle por su ex y un fin de semana del mes de octubre pasado). Y te sigo recordando que no pienso ser tu paño de lágrimas; esa opción salió de tu vida hace más de un año.

La última vez que nos hemos visto ha sido ayer. Yo estaba disfrutando de una agradable tarde a la orilla del río con unos amigos que tenemos en común, y tú pasaste con la bicicleta a nuestro lado. Saludaste sin pararte y desapareciste, cosa que no entiendo pero que tampoco puedo discutir (igual tenías prisa). Lo que no entiendo es que me escribieras varios mensajes más tarde, en tono de 'amiguísimos de toda la vida', preguntándome el porqué de esa quedada. Para estar tan bien noto que te cuesta mucho comportarte como una persona racional y madura. Te comportas más bien como si hubieras perdido algo y no supieras cómo recuperarlo. Lástima...

Y es que, querida ex mía, cuesta mucho levantarse cuando hemos cometido una gran cagada y el sentimiento de culpa nos corroe. Eso lo sé desde hace muchísimo tiempo, y lo hablé contigo muchas veces durante el tiempo que pasamos juntos. Por eso me comporto de la manera en que lo hago, para que no me toque pasar nunca lo que tú estás pasando ahora. Siento no habértelo sabido transmitir de manera que tú también lo entendieras.

Para que conste: mi actual pareja y yo hemos decidido dar el paso de vivir juntos, en NUESTRA casa. Es algo que nos ilusiona enormemente. He conocido a su familia (gente trabajadora, encantadora, sencilla y muy familiar) y ella a la mía. E incluso hemos hablado ya de la posibilidad de formar una familia juntos. Espero que entiendas, a poco que recuerdes de cuando vivíamos juntos, que eso significa no volver a mirar atrás.